lunes, 29 de abril de 2013

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA
Capítulo VII

La sed se estaba convirtiendo en una molestia importante. No podía respirar por la nariz porque necesitaba grandes cantidades de aire para suplir mi sangre y a cada bocanada de aire que cogía, más seca sentía la boca. Como estábamos parados y todavía descansando, aproveché para intentar respirar por la nariz y generar un poco de saliva.

No sé si mis compañeros estaban en la misma situación. A mi derecha tenía a Raúl , a mi izquierda a Jorge, y delante a los demás. Se notaba que Raúl hacía deporte. Sudaba como todos, y estaba cansado como todos, pero jadeaba menos, y no se notaba que sus músculos estuvieran a un paso de explotar. 
Empecé a temer que pronto reanudaríamos la marcha y así fue. Alex, actuando de líder, se puso en pié y los demás hicimos lo mismo. A nuestra derecha teníamos una losa vertical de piedra , que actuaba como límite de todas las piedras quebradas que nos faltaban por subir. Miré hacia arriba y vi una imagen bastante especial: Estábamos subiendo una especie de rampa que daba paso a un salto mortal ( o eso parecía ) un par de cientos de metros más arriba. De fondo, el cielo azul refrescaba las piedras grisáceas y marrones que subíamos con dificultad. Tampoco puedo describirlo mejor porque mi cabeza había asumido que donde menos molestaba era mirando al suelo, lleno de piedrecitas pequeñas entre otras más grandes que teníamos que subir.

Ya no me guiaba por las pisadas de David, porque no veía sus píes. Las escuchaba cercanas pero no me sentía por la labor de alzar la vista. Mis muslos me dolían de una forma nueva. Cuando subía un paso más, se hinchaban "rompiendo" una pared de cristal , hipotética, cuyos fragmentos se me clavaban hondamente en mi músculo. Además, por cada paso, se hinchaba un poco más, sintiendo así que podía estallar en cualquier momento haciéndome perder el equilibrio.
No era agradable. Pero tampoco podía decir nada ; no iba a mover a todos los chicos para bajar cuando estamos tan cerca de nuestra meta. En cuanto pensé esto, miré a los chicos que me sacaban unos tres metros de distancia. Quise recortarla pegando un acelerón , pero solo conseguí cansarme más y humillarme a mí mismo.

Nadie estaba pendiente de nadie. Era difícil aguantar el calor que se encaramaba a nuestras espaldas, y la sed que drenaba nuestras bocas. La meta estaba a apenas un cuarto de hora. Intenté articular una palabra para pedirles un descanso pero me fue imposible. Me moría. Lo sentía por dentro. De hecho, me paré en seco, salivé todo lo rápido que pude y jadeé.
-No puedo más chicos..., de veras, estoy hecho polvo. No queda nada pero podríamos hacer el último descanso- 
En ese instante, todo mi comportamiento durante la marcha me pasó como un rayo por mi cerebro. Había estado aparentando ser un chico que no era, reírme de cosas que no me hacen gracia, someterme a las decisiones de un grupo de chicos solo por estar en él : no había sido mi mejor día. Estas cosas me rondaban en la cabeza y me desmotivaban tanto que casi suelto una lágrima. Los chicos seguían deliberando el descanso. Pero deliberaron tres siglos y medio. Eso me fastidió. Era más que evidente que ellos querían descansar pero mientras se lo pensaban lo hacían, así no admitían su malestar. "Deliberamos" tres minutos y seguimos. 
No me había servido para nada descansar. El agotamiento de mi cuerpo resurgió en nada y yo seguía cansado. Mientras subíamos una cuesta que se me hizo enorme, empecé a pensar en cualquier tipo de cosas para pasar el tiempo.
Y me dí cuenta de una realidad horrible: creí que me estaba dando mal de altura.
No lo mencioné antes, pero hubo momentos de la marcha, en los que estuve pensando mil y una cosas malas de cada persona que se me pasaba por la cabeza .Pensaba en sacar defectos a todos mis compañeros, pensaba en motivos para odiarles, parecía que alguna fuerza malvada se apoderara de mi mente. Lo peor es que estaba de acuerdo con esa fuerza. Odiaba a Alex por tener que asumir el papel de líder siempre, odiaba a Raúl y Jorge por restregarme su buena forma física por la cara, odiaba a todas las chicas por cuchichear miles de cosas para ellas... No era yo. Repugnaba el cansancio, sentía dolor y furia, pero me di cuenta que no sabía por qué estaba tan enfadado.
A medida que forzaba a mis dañados músculos a actuar, mi odio empezaba a fluir por todos los aspectos de esta marcha:
Las piedras ardientes y redondas que descansan mientras miran como las subimos me causaban ira. El viento que me empujaba, dudando mis cualidades, y en vez de refrescar, atenta mi piel me causaba molestia. Incluso David, que avanzaba por delante de mí, a un paso grácil y fuerte, dejándome en evidencia ante mi mismo me enervaba, dios, no sabéis cuanto me enervaba.

Estos pensamientos me estaban comiendo la cabeza a un ritmo impresionante. El mal de altura , en teoría, es sufrir mareos y encontrarte mal, no decía nada de volverse loco y tener alucinaciones. Lo más curioso de esto es que toda esta rabia se estaba canalizando en mi forma de andar. Sumido en mis pensamientos, no me había dado cuenta de que tenía a apenas un palmo a David, en frente de mis narices.

-David, tío, ve más rápido- dije con un tono más borde de el que podéis interpretar, debido a mis jadeos
-Buah, voy reventado, no puedo ir más rápido- me respondió pausadamente
-Entonces déjame ir delante- solté de la manera más inmediata que pude
David me miró un segundo para ver si iba en serio o no. No me gustaba que no me tomara en serio, lo detesté.
-Es igual, paso- y me adelanté hasta ponerme por delante de él a un ritmo bastante bueno. ¿Por qué era tan borde? De verdad, si antes habéis visto como odiaba a todo el mundo, ahora encontré la última cosa que podía odiar en este momento: A mí mismo

Ahora , íbamos a atravesar una parte llena de piedras pequeñas y tierra cuando se detuvieron en seco. Y pude ver como Jorge se rascaba la nuca preocupado por algo. No debía de quedar nada para la cima. La gran apertura que os dije antes era una "puerta" que unía el circo de Gredos con la inmensidad de lo que había al otro lado. Al girarme para ver todo lo que habíamos recorrido, y en parte por el calor, en parte por mi cerebro agotado, parecía que las rocas se estaban derritiendo. Formando un desnivel de algo parecido a la roca fundida que parecía precipitarse sobre la laguna. Era precioso, en verdad.
Más arriba se veían estacas pétreas e imponentes que aguantaban en equilibrio, otros trecientos metros por encima de nosotros. Qué pequeños somos, qué frágiles somos y qué poco importamos cuando te ves en esa situación. La montaña nos desafiaba a coronarla y nosotros debíamos hacerlo, por orgullo, por ira, por venganza..

Pero seguíamos quietos en el sitio. Les preocupaba algo y era ya muy tarde para preocuparse por la sed,o por el hambre o por el cansancio.

- Es que..claro, pasar esto así, después de subir tanto es muy peligroso- escuché
- Ya , pero mira, no nos queda de otra que seguir,¿subimos no?- replicó, creo que Jorge, yo estaba muy sumido en mis pensamientos.
- ¿Pero que os pasa?-por fin dijo David aclarándonos.
- Es que vamos a tener que caminar por un trecho de piedras pequeñitas y tampoco hay mucho espacio para agarrarse-
-Bueno,pero con cuidado se puede cruzar esto de sobra, otra cosa es que estés cansado , nena- dijo David dirigiéndose a Alex, que le devolvió una mirada a modo de respuesta.

Otra vez, Alex tuvo que volver a asumir su papel de líder y demostrarnos cómo él puede seguir con esto y cómo nosotros debíamos asumir su supremacía. Esa mirada me sentó de una manera extraña. Me imaginé siendo el líder de la marcha, me imaginé sentado en lo alto de una roca al final de la abertura, sujetando una cantimplora y mirando con desprecio y aire de superioridad a los demás. Era poder. Sentía como el poder me emanaba por las manos y recorría todo mi cuerpo hasta llegar a los pies. Quizá era  la adrenalina de llegar a la meta y cumplir el objetivo que tanto me iba a definir el siguiente curso. O puede que por fin los demás me vieran como uno más, qué digo, como Alonso.

-Debemos subir, vamos, yo os guío- con esto , concluí mis pensamientos que salieron sin pensárselo dos veces por mi boca.

Nadie se movió de donde estaban, pero si que entornaron la cabeza hacia mí, mientras caminaba fatigado y sediento hasta colocarme a la altura de Alex. El olor de la montaña se había convertido en olor a sequedad y calor. Mientras subía, había levantado una nube de polvo color ocre que me había entrado directamente a la garganta, ya que estaba respirando por la boca.
Tenía toda la lengua seca y salivar se convertía en una ardua tarea para la que no tenía tiempo. Rectifico, si mis compañeros seguían mirándome absortos sí que podía pasarme un par de minutos más salivando. Me miran con desprecio y con asco. Lo sé, ahora soy una amenaza para su pequeño grupo oligárquico de "machotes" que lideran la marcha.
Ojalá nunca hubieran subido aquí. Son una pérdida de tiempo y me van a retrasar. Ellos siguen perplejos mirando todo cuanto les rodea, como si estuvieran pensando en retirarse. ¿No me habían forzado a subir hasta aquí? ¿No querían ellos sofocar su ira con esta marcha inútil en esta puta montaña alejada de la civilización? Pues aquí estamos, y no voy a rendirme ni siquiera pensarlo hasta que corone la cima, y todos me miren con un nuevo aire.

Esto no es sólo subir unos cuantos metros más bajo el sol, por encima de la montaña. Esto es un antes y un después en mi vida y en todo lo que ella supone. Mi padre no volverá a atormentarme con sus insultos , ya no podrá decirme que soy la vergüenza de la familia. Ahora soy yo el que tiene las riendas de esto y con los demás idiotas o sin ellos , voy a seguir subiendo.

-Cardo, espera un segundo. Si te esperas a que descanse un poco, te acompaño, pero no vayas tan deprisa, te puedes resbalar..- dice David mirando a el suelo que piso
-Cardo no, Alonso. Y vamos a subir ya. Daros prisa o subo sin vosotros-
-Venga, estamos. Déjame ir delante a mí, ve tú detrás si quieres- dice Alex

Otra vez. Lleno de ira otra vez. Dejo pasar a Alex para seguir subiendo un poco más, aunque en realidad aprieto tanto los dientes que se me rompe el extremo izquierdo de un incisivo. El dolor del diente me hace calmarme un poco. Estamos a unos tres minutos de llegar arriba, sólo que no es exactamente arriba. Es como os he dicho antes, una subida hacia la nada. Se ve el cielo azul celeste en el que rebotan los rayos del sol que hoy no se ha cortado nada en calentarnos; el suelo está formado por tierra y grava pequeña que cuando la pisas sin cuidado, te hace deslizarte unos metros más para abajo. Hay que caminar de lado y con pasos pequeños, pues detrás tenemos una cuesta de unos 60 metros de grava que antes no habíamos visto , y estamos a unos 70º grados de inclinación.
Como os imagináis, caminar se hace duro y difícil. El cansancio de los músculos ya casi no tiene que ver puesto que para dar cada paso paramos y nos lo pensamos. Tengo a David y a Jorge detrás , Raúl está a mi lado y me hace sentir un poco seguro ya que es corpulento y si me caigo me podría sujetar.
Doy un paso y resbalo de una manera que parece hasta ensayada. Me deslizo trece metros por la cuesta y mis manos y pies hacen de "trineo" de la arena. Todos se quedan petrificados porque creen que me iba a morir o algo , y David es el que dice a Raúl que se baje un poco para tenderme una mano.

Ahora es cuando me vuelvo a sentir impotente. No necesito su ayuda. Puedo subir yo solo perfectamente sin necesidad de que ningún atleta descienda para burlarse de mí; así que antes de que pueda bajar un poco, doy un acelerón unos 6 metros para arriba que me cuesta un aullido de dolor. Mis cuádriceps acaban de estallar. De hecho, me ha dado un tirón y me he desplomado sobre la cuesta de rodillas. Raúl ha podido agarrarme del hombro mientras yo me retuerzo de dolor y pateo contra el suelo intentando buscar una postura en la que no me duela el ligamento. Esto significa el fin de la marcha, no voy a poder continuar y cada vez me duele un poco más el ligamento. Los segundos que paso retorciéndome de dolor se me hacen eternos hasta que, con ayuda de Jorge, Raúl me incorpora a donde están ellos.

-¡Estás loco!-
-Casi te matas, de verdad. ¿En qué demonios estabas pensando?¿Sabes lo que vale un helicóptero?-
-Venga , Cardo. Ya está, quédate aquí que nosotros terminamos la marcha en nada y te ayudamos a bajar-

Esto último de sacó de quicio. No había suficiente humillación que hayan tenido que bajar a ayudarme para que encima, Alex el líder predilecto, me humille y desprecie de esa manera.
De repente, siento unas fuerzas increíbles que me recorren todos los músculos. Siento un nuevo impulso de ira , como el que sentí cuando vi la placa. Pero esta vez no lo puedo canalizar hacia mis piernas doloridas para avanzar hasta arriba, no. Esta vez quiero canalizarlo hasta Alex. Lo quiero ver muerto. 

lunes, 16 de julio de 2012


ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA

(Capítulo VI )

Después de despertarles con la broma, y de la obvia bronca, y la inevitable pelea entre David y estos , Alex nos dijo que teníamos que ir pensando en volver ya a la plataforma.
Eran más a o menos las cinco de la tarde. La montaña ahora tenía tonos más rojos y cobrizos que antes; el sol estaba pegando fuerte prolongando la sombra de cualquier arbusto o piedra que podíamos ver. No hacía demasiado calor pero se estaba a gusto.
Yo no quería irme, quería quedarme un rato más allí y los demás también. Alex miró el reloj y luego el suelo pensativo. A mi parecer, Alex, era un lider nato,controlaba todo los que nos pasaba y podíamos contar con él para lo que fuera.
Sugirieron hacer una pequeña marcha para matar el tiempo que consistía en subir por una de las grandes paredes rocosas hasta que llegara la hora de marcharse. No tuve elección porque todos los chicos iban, y si me quedaba con las chicas o bien ,me quedaría sin tema de conversación o si no perdería la imagen que me había estado ganando durante la marcha.

Nos pusimos las botas dejando las mochilas al cargo de las chicas y empezamos a subir. Que poca gracia me hacía subir ahora esa pared rocosa. Era una subida muy pronunciada y me tenía que valer de las manos para continuar. Lo bueno es que me había dado tiempo para descansar todo lo que quería. Delante de mi estaban David, Alex, y Raúl. No veía otra cosa que no fueran los pies de David porque así veía dónde pisaba para poder poner el pie sin caerme. Habíamos subido apenas dos minutos pero era matador , cada paso que dábamos teníamos que alzar el la pierna unos sesenta centímetros del suelo y apoyar en ella todo nuestro peso pasa poder subir. No estaba cansado físicamente, si no que estaba dolorido por mis piernas que me tiraban cada vez que daba un paso.

Seguimos subiendo a un ritmo más o menos normal, yo seguía cansadísimo pero sin quejarme apenas de nada. Después de andar otros cinco minutos nos encontramos un problema. Alex había estado siguiendo
unas pilas de piedras amontonadas por el hombre que indicaban el camino. Al parecer se llamaban "itos" y muchas veces servían de ayuda para orientarse. Pero llegó un momento en el que ninguno veíamos más itos. Estábamos en frente de unos bloques redondeados de piedra enormes, del tamaño de unas casas. Desde lejos parecían amarillos ya que una especie de musgo había crecido sobre ellos pero no parecía siquiera vegetación. Por delante había más pared rocosa que se alzaba grande y potente sobre nosotros. Alex volvió a moverse para subir a ese bloque de piedra tan grande con el fin de poder ver si había algún ito cerca. Nadie le siguió, porque entendimos que era una especie de misión de reconocimiento para poder seguir. Durante esta caminata no habíamos hablado nada, necesitábamos todas nuestras fuerzas para poder seguir y hablar era una forma horrible de malgastarlas.

También observé que David y Raúl tenían en la cara un sentimiento parecido a la ira y me supuse que sería porque la marcha les dejaba muertos de cansancio. Tampoco era yo el más indicado para hablar puesto que escuchaba más mi corazón que mis pensamientos y sentía cada gota de sangre bombear por mis angustiadas piernas. Mientras Alex buscaba el camino nosotros podíamos descansar un rato y coger fuerzas. Pero no nos sirvió de mucho sentarnos puesto que a los dos minutos llegó Alex con la misma expresión de ira en su cara.

-Tenemos un problema- nos dijo un poco alarmado- Hay dos caminos, pero no sé cual coger-
- Venga tio, coge el más fácil; ¿Para qué vamos a matarnos si solo lo hacemos para pasar el tiempo- dijo David enseguida
- Tienes razón, ¿y si mejor nos ponemos una meta? Hasta esa especie de abertura o algo así- contestó Alex
- ( Es para poder quitaros esa ira de encima, ¿o no?) Vale...hasta ahí está bien- afirmé pero en realidad no tenía nada de ganas de seguir con esta caminata.

Y dicho y hecho, subimos el gran bloque de piedra y decidimos ir hacia la derecha. A partir de ahí la conversaciones o intento de ellas se neutralizaron para ahorrar fuerzas ; la subida era matadora y mis ánimos decrecían a medida que avanzábamos. A cada paso que dábamos , las piedras se volvían más grandes y más difíciles de subir, respirábamos más necesitados de aire, nos costaba más subir las piernas... Hubo un momento de desesperación cuando las piedras que nos rodeaban eran enormes y nos intimidaban mirándonos con desprecio. Raúl y David se pararon para descansar y yo les seguí aliviado. Alex al vernos así también se dispuso a descansar. Fue en ese preciso instante cuando nos dimos cuenta que nos habíamos dejado las mochilas con las cantimploras rebosantes de agua fresquita abajo. Calculé una hora y media de bajada, y otra hora de subida. Ellos debieron de hacer lo mismo y se aguantaron la sed al olvidarse de las cantimploras. Yo no tenía mucha sed, quería refrescarme la boca pero era solamente por comodidad. El descanso estaba durando más de lo esperado demostrando así que la subida estaba siendo muy dura.

Yo me paré a mirar nuestra situación detenidamente; estábamos a una hora y media de bajada y a unos dos mil cincuenta metros de altitud, nos quedaba otra hora de subida como mínimo, no contábamos con agua ni con comida así que no sería fácil. También me di cuenta de que el charco dónde nos habíamos bañado había estado visible todo el tiempo, por lo que nos serviría de guía al bajar. Luego miré a mi al rededor esperando encontrar la especie de abertura que dijeron que era la meta. No la encontré pero si qué encontré una plaquita azul taladrada a esas gigantes piedras , la cual parecía ser una esquela. Nadie se había fijado así  que intenté no mirar muy descaradamente para que no se dieran cuenta de su existencia y no me ocultaran la vista entre sus cabezas.
Debido al cansancio, al sol y al sudor de mi cara solo pude leer esto en la placa:
'
A .............................
Morir dónde hayaste la felicidad
Es vivir eternamente.
De tu ......... y amigos.
.../9/19...5          
                                                  '
Era una placa recordando la muerte de un chico o alguna chica que murieron por los alrededores. Supongo que los montañeros amigos suyos o su familia colocó la placa en un sitio dónde sabían que la gente la iba a ver. Me alentaba ver que alguien había estado aquí pero sentí un gran respeto al mismo tiempo. La montaña es muy grande y nosotros somos muy pequeños. Ella permanece mirándonos en todo momento y observando nuestros actos, nosotros tenemos que demostrarla que si que podemos coronarla y no ceder ningún momento. Era un momento de reflexión para mi, los demás se centraban en descansar su cuerpo y yo en pensar en cualquier cosa que se me pasaba por la cabeza. El olor de la montaña era un olor inconfundible, olía a seco, a calor, a estiércol y a polvo. No era un olor desagradable porque al respirar , el aire era tan puro que sentíamos como de deslizaba por tus pulmones como una serpiente de buena índole.
Si que aprecié ese momento de la marcha aún que por poco tiempo.
Es verdad que habíamos estado descansando bastante tiempo y teníamos que llegar a aquella abertura famosa. El sentimiento de ira también era apreciable en mi cara; quería coronar la marcha, quería sentirme realizado. Alex siguió caminando y yo detrás, a sorpresa de David y de Raúl.

Es cierto que estaba cansado y las piernas me dolían, pero no sentía más deseo que el de llegar por fin a nuestra meta. Este entusiasmo luchaba contra mis fuerzas físicas y mi terrible estado físico ganó. A los cinco minutos volvía a estar jadeando y cabizbajo. Sabía que debía hacerlo así que seguí un poco más despacio mirando dónde pisaba con muchísima cautela.

La marcha se iba haciendo cada vez más dura y el paisaje cada vez más abrupto y complicado. Tampoco pude mirar mucho en ese momento. Solo miraba hacia arriba cuando necesitaba las manos para subir otra piedra. Era extraño porque el sol pegaba muy fuerte sobre mi espalda pero yo sentía como si estuviera en un sendero oscuro por el que caminaba solo. Tuve que descansar. Era necesario porque ya estaba casi delirando y jadeando muy rápido. Había surcado varias piedras gigantes y estaba guiándome por una que hacía de muro. Además el paso era complicado en dos aspectos: las piedras que tenía que subir para avanzar requerían mucha fuerza en las piernas , y había en algunos tramos en los que las piedras no estaban sujetas y tenía que procurar no echarlas hacia abajo para no caerme ni perder el equilibrio.

Eso era lo peor de todo, ese sentimiento de pisar y deslizarte casi sin control hasta el punto desde dónde habías dado ese paso. Sentía que tuviera una cuerda atada a mi espalda que no quería que avanzara, Por eso decidí tomar un descanso , reponer el daño se alojaba en todos mis músculos y preocuparme por otra cosa casi más importante; La sed y la falta de agua.

domingo, 8 de julio de 2012

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA

(Capítulo V : Inico de la segunda parte)

¿Y ahora qué hago? Tengo que ponerme el bañador , pero no sé dónde ni cómo. Lo peor sería que me viera Rosa, eso sería la muerte para mi en este momento. Le pedí a David que me acompañara detrás de un par de arbustos como si fuéramos a hablar de algo pero él estaba centrado en ligarse a María.
- Pues nada, iré yo solo- pensé para mis adentros
Todos estos se habían puesto ya el bañador, pero lo que no me entraba en la cabeza es en qué momento. A mi me daba vergüenza ya que todos estábamos sentados y yo sería el único que tendría que irse a cambiar. Si no me daba prisa se me pasaban los ánimos que tenía y no me apetecía nada que pasara eso, así que me levanté con orgullo, y sin mirar a nadie fui decidido a los arbustos.

A simple vista, todos habían pasado de mí hasta que llegué a los arbustos. Me quité los pantalones pero me dejé la ropa interior por si algún capullo me hacía la de siempre. Cuando estaba desabrochándome la bragueta Raúl gritó en alto:

- ¡Mirad a la derecha! ¡Cardo se está masturbando!-

Todos, obviamente, miraron y se empezaron a reír. No podía ser posible, por un par de frases me habían fastidiado los ánimos, la marcha y todo. No sabía que hacer, así que me empecé a reír con ellos mientras me ponía rojo como un tomate. No quería haber llegado a este punto, ahora todo iba a ser muy incómodo y harían chistes sobre la masturbación y tal. Menos mal que Alex , que en el fondo era buena persona, dijo entre risas.

- Anda, dejadle - paró para reírse - que se está poniendo el bañador- concluyó

En ese momento, desarrollé un cariño especial hacia Alex. Y todos echaron una última carcajada y siguieron a lo suyo, como tenía que haber sido desde un principio. Gracias a dios, creía que ya estaba otra vez en esa situación horrenda de hace un par de días. Cuando mi color facial volvió a la normalidad, me puse el bañador y salí de los arbustos. Mi bañador estaba perfectamente atado con el fin de que ninguno pudiera bajarlo. Nos íbamos a bañar a una charca pequeñita que había cerca de nosotros. 
En la web también hablaban de ella, era el Charco de la Esmeralda. Cuando llegamos, David y Jorge , se tiraron de cabeza , como unos temerarios, al agua. A mi me dio un vuelco al corazón porque el agua estaba tan cristalina que parecía que solo había unos centímetros de profundidad y se iban a dar un golpe mortal.
Nada más ver la salpicadura de agua de hacían al tirarse al agua, los vi salir corriendo del agua.

-¡Está helada chavales!- dijo tiritando Jorge
- Bueno... está fría nada más- dijo mirando a María, como si fuera un hombre de pelo en pecho
- ¿Pero nos vamos a meter , no chicos?- nos animó Pablo
- Yo creo que voy a pasar, no me apetece morirme de frío como estos dos maricas- dijo Irene
Acto seguido todas las chicas se rieron y María dijo
- Pues yo creo que nos deberíamos meter , solo para compadecernos con ellos dos-
- ¡Pero solamente, un par de segundos!- dijo Rosa

A mi si que me apetecía que se metieran. Llevaban el bikini puesto, pero encima llevaban una camiseta lo que me fastidiaba con creces. Yo en un principio me iba a meter, pero viendo a David, que era el más corpulento de todos, se me quitaron las ganas.
El agua debía de estar helada, pero helada helada. Cuando vi que Alex se tiró, sin consultarlo con nadie pensé que también tenía que hacerlo, para estar al mismo nivel que los otros chicos.
Que esta acción me llevara a pensar eso me llevó a pensar que la sociedad no estaba nada bien planteada si la hombría se demostraba haciendo sufrir al cuerpo; pero no pude pensar nada más porque según me di cuenta que David y Pablo venían a por mi ,sabía mi destino.
Y así fue, David me dio un empujón fortísimo que me hizo "volar" unos tres metros hacia el charco. En lo que cabe, me alegraba que fuera David quien me empujara, porque no estaba a la orilla del charco y ninguno de estos me hubiera empujado con la suficiente fuerza como para que no me diera con ninguna roca.

El agua estaba helada, como me supuse, y todos mis músculos se contrajeron con una rapidez y una fuerza asombrosa. Sentí miles de pequeñas agujas redondeadas intentando atravesar mi piel pero sin perforarla. Además el charco era muy profundo por lo que no pude esperar a tocar alguna piedra con los pies e impulsarme para arriba para coger aire. Tuve que aguantar el dolor congelado del agua y nadar hasta la orilla.
Todos me miraban impacientes con cara de necesitar una opinión y les dije mientras tiritaba y me abrazaba a mi mismo.
-Está buena, hombre- esperando unas risas al menos
-Que está buena dice, ¡menudo capulló! - rió Pablo , relajando el ambiente.

Después los demás se tiraron a la charca e hicieron los mismos gestos, las mismas muecas y tuvieron la misma reacción que yo. Ninguno, excepto David y Alex, que echaban un concurso de hombría , repitieron.
Ellos dos se apostaban entre ellos a que uno podía aguantar más que el otro en el agua. Los demás nos quedamos arropados con las toallas . Rosa que también se había tirado estaba más o menos a mi lado calentándose. Era la ocasión perfecta, solo que no sabía de que hablar con ella. No la conocía lo suficiente cómo para poder entablar una conversación larga y seguida. Tampoco quería empezar a hablar y que al poco rato un silencio incómodo cortara la conversación. 

Pensé que podía hablar de ella, preguntarla si ya había ido otras veces de senderismo o si se había bañado en un agua más fría que esta. Además, las voces de los dos machotes del fondo servían para que nunca hubieran un silencio drástico de verdad. " ¡Uy , que no! , Ahora mismo me quedo treinta segundos y además buceando" " ¡Habrá que verlo, fantasma"

- Parece mentira que con tanto calor que pasamos antes, ahora estemos arropados- le dije a Rosa, a lo que ella no respondió inmediatamente porque no sabía si iba dirigido a ella
- Es cierto, pero con razón, nadie nos dijo que ese agua estaba tan fría- me contestó, y era el momento perfecto para poner en marcha mi conversación
- ¿Tú te habías bañado en una charca tan fría alguna vez?- le dije, como quien no quiere la cosa
- Bueno, estuve en una piscina en invierno, y la verdad estaba muy fría pero no sé cual lo está más-
- Puede que fuera esa, es que además , a este agua se le suma que nosotros veníamos casi cocinados por este calor de la montaña-
- Puede ser- dijo tan pancha Rosa, en cierto modo, podía poner algo de su parte
- Hablando de montañas- corté el pequeño silencio- ¿ tú habías hecho alguna marcha ya?
- Con mis padres, pero eran marchas más fáciles, aunque esta no sea tampoco muy difícil-
- ¡Entonces eres toda una montañera!- en mi cabeza sonó más bonito pero por suerte me dijo riendo
- ¡Si tu lo dices! ¡Soy toda una montañera!- rió

No pensé que la conversación iba a durar un poco más, así que le ofrecí un par de chucherías para concluirla. Que bien se me había dado , iba todo sobre ruedas. Además parecía que después de esta conversación , me había cogido más cariño. A lo mejor eran solo ilusiones mías. Luego, empezó el momento más incómodo después del de la masturbación: Todos se pusieron con los móviles a twittear , o a navegar, o vete tú a saber que estaban haciendo. Mi móvil era un móvil con una cámara de fotos y ya. No podía ni meterme en internet, ni pasarle música ni nada. Además tampoco es que usara Internet mucho, tenía tuenti para tenerlo, pero no para usarlo y claro está, no tenía ni twitter, ni facebook.

Justo después de pensar en mi deficiencia de redes sociales, María, Irene, Rosa, Alex y Jorge me pidieron el twitter para poder mencionarme en esta marcha . A mi me hizo una ilusión enorme porque se acordaron de mi y tal, pero no tenía de eso. Me acordé de que David un día me enseñó su twitter y recordé que empezaba con una arroba al principio.

- Es : @Alonso_Jeréz_Bueno - dije mintiendo. Todos lo anotaron y empezaron a teclear como posesos , María fue la primera en extrañarse.
- Pues que raro, aquí no sales, a lo mejor "Jeréz" es sin acento, no sé- me dijo
- Puede, no sé por qué no sale, si eso dejadlo para después de la marcha y os agrego yo a vosotros- respondí y pareció ser que se tomaron mi comentario como orden.

Estábamos todos tomando el sol tumbados sobre una losa de piedra. Que bien se estaba allí, faltaría una almohada pero , se estaba de gloria. Solo pensar en volver me mataba por dentro. A lo mejor, después de esto, mi parecer ante todos los chicos de mi instituto cambiaba. Era muy probable que fuera así, puede que tuviera que aparentar un poco, pero merecería la pena.
Luego, Alex , Raúl y Pablo se levantaron y se fueron a dar un paseo. Todas las chicas les miraban y cotilleaban sobre ellos. Eso me daba envidia; me fijé en su calzado y eran las sandalias que se habían traído para descansar. Si se iban, no se irían muy lejos y menos harían otro tramo de la marcha. Dicho esto, me puse yo también las sandalias y los seguí mientras alegaba que me esperaran. Pareció no importarles , y seguimos el paseo.

Según empezaron a hablar me di cuenta que no era un paseo normal, si no una reunión para tocar las narices a David y a Irene, que se habían quedado dormidos. Alex sugirió tirarles al agua, pero rectificó al darse cuenta de David se daría cuenta y no podríamos con él. Yo tenía pensado una broma para David desde hace mucho tiempo, pero no iba a decirsela, era para algo más personal. Pablo estaba encantado con la idea de molestarlos y empezó a dar ideas sin parar:

-Podemos...atarles los cordones de los zapatos, o esconderles las mochilas, o hacerles un nudo entre sus pelos, o quizá pintarles la cara con un rotulador...-

Cuando dijo esto, nos dio la idea definitiva. Les íbamos a meter una piedra bastante pesada en la mochila y mientras les íbamos a dibujar un pene en la cara de cada uno. La pena es que Irene estaba boca abajo, así que a ella le iban a desabrochar el sujetador de tal manera que al levantarse, quiera o no quiera ella se le iban a ver todos los pechos.
Yo me sentía un poco mal, pero no eran bromas muy pesadas así que me guardé este sentimiento en la garganta y fuimos a ello. Pero según íbamos , hablaban de grabar en vídeo a Irene, lo que no me pareció nada bien y tuve que intervenir.

-¿ No lo diréis en serio , verdad?- dije preocupado
- No sé, a lo mejor- me dijo Alex
- No no, os estáis pasando de broma, por favor, no lo hagáis- le contesté

Alex y los demás se pararon un segundo y me dijo que tenía razón, que ya era pasarse demasiado. Si Alex, el tio super "guay" del instituto me hacía caso, es que las cosas iban a cambiar de seguro y eso me convertía en el chico más feliz del mundo.





sábado, 7 de julio de 2012

~~Hasta aquí llega la primera parte de :
" Es fácil morir en la montaña"
Espero que os esté gustando y seguiré escribiendo los demás capítulos en cuanto pueda ~~
Un saludo: Lorenzo Piera Martín

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA
(Capítulo IV : Fin de la primera parte)

En vez de comer inmediatamente, fuimos a visitar el refugio. Era un refugio bastante bien construido; constaba de dos pisos y varias habitaciones, de estas solo fuimos a una. Había un perro tumbado en la puerta y cuando entramos vimos el lado más acogedor de Gredos.
El refugio estaba construido con madera, las mesas eran de madera y los bancos también. Había un par de montañeros sentados hablando de rutas que parecían infiernos.
Luego en las paredes había muchos tablones que me es imposible enumerar pero me fijé en uno en particular. En el tablón se hallaban varios folios con fotos de gente desaparecida o de gente que murió en la montaña, también hablaban de la seguridad que hay que tener y de que hacer cuando viene un helicóptero. Era muy interesante pero David me cogió del brazo para que me acercara a ver unas fotos de una revista porno.
En un rincón del refugio había un montón de antiguos instrumentos de alpinismo y de escalada como picos, raquetas, mosquetones...

Nos sentamos en una mesa a descansar y a charlar. A mi no me apetecía mucho así que me puse a mirar las fotos de los montañeros que habían subido cumbres inalcanzables. Pero mi mirada se fue otra vez hacia lo del helicóptero. Al parecer había un helipuerto en la hierba cercana al refugio, y recomendaban ir siempre acompañados a subir grandes picos.

De una puerta de la habitación en la que estábamos salió un chico para preguntarnos si queríamos algo de beber. Me fijé en que además de todas las fotos, tablones , y decoración había una escalera que daba paso a un dormitorio y una cocina que servía comida a los que dormían en el dormitorio. El refugio estaba bien equipado, la verdad.

Después de estar un rato ahí, nos fuimos a los charcos para comer. Estaban más lejos de lo que parecían , pero tardamos más que un par de minutos. Allí había también otro grupo de adolescentes que estaban haciendo lo mismo que nosotros. Yo no les conocía de nada, pero parece ser que Pablo y Alex si. Nada más verlos empezaron a mirarse fatal entre ellos y a criticarse. Yo he de decir que a mi vista tampoco eran grandes personas pero no para llamarles lo que les estaban llamando. Parecían centrar sus insultos y puyas en dos chavales; uno con una gorra azul y otro moreno con la cabeza casi afeitada. Intenté evitar sus malos rollos y me dirigí a ver a David, pero él estaba también un tanto enzarzado con esos tipos. 
Le pregunté y según me contó David, esos dos chicos habían pegado a la hermana de Pablo, y habían hablado mal de Pablo, David, y Alex pero eso no era lo primordial. David me contó que a la mínima se iba a armar una bien grande y yo no quería estar metido en el asunto.

Parecía ser que era tarde, los dos chicos se acercaron a nosotros , yo me fui unos metros hacia atrás para evitar líos. No se les escuchaba hablar pero el chico de la gorra estaba enzarzado con Alex ; David y Pablo estaban apunto de pegar al otro chico. A mi me preocupaba que acabaran a golpes porque había otros cuatro chicos con ellos y no quería salir perjudicado. Y cómo quien no quiere la cosa, mi buen , fuerte, y grande amigo David le propinó un puñetazo en la cara al chico moreno tan fuerte que cayó al suelo y parecía no moverse. Raúl y los demás no parecieron darse cuenta de nada del barullo.

Acto seguido y como era de esperar se enzarzaron en una pelea. Yo no sabía como reaccionar, ni como iba a acabar esto. Estaba más preocupado por cómo salir de ahí airoso. El chico de la gorra entró en cólera y empezó a pegarse con Alex y Pablo mientras David miraba al otro chico que permanecía tumbado quejándose del dolor.
Afortunadamente, un guarda del refugio salió al escuchar tanta jarana, y los separó mientras pedía explicaciones. Los demás chicos que venían con él de la gorra y el moreno se acercaron a ver, pero otros dos guardas salieron del refugio para evitar problemas. Al final, y después de hablar un rato, los otros chicos se fueron por el camino de vuelta y nosotros nos quedamos sentados sobre una piedra muy grande.

-Llegan a no estar los guardias y le parto la cara...- masculló Pablo , a lo que Alex asintió enfadado
-Yo en verdad me alegro de que vinieran- contestó David- seguramente no íbamos a acabar demasiado bien-
-No eres el más indicado para hablar- dijo Alex- has sido tú quien ha empezado la pelea- remató con tono sarcástico
- Si, ya, bueno, tú habrías hecho lo mismo ante esa cara de gilipollas que tiene el chaval- rieron y zanjaron el tema para dirigirse hacia dónde estaban los demás

No parecían haberse preocupado mucho por la pelea , solamente Raúl habló a solas con Pablo, pero nada más. Después de un tiempo de descanso y de burlas hacia los chicos esos, Jorge dijo que había visto una roca con sombra unos metros más para arriba y que podíamos comer allí.
A mi no me parecía mala idea, además tenía bastante hambre y el bocadillo que me había preparado era de tortilla francesa, mi preferida. También recordé que tenía unas chucherías y me hizo mucha ilusión tomarmelas de postre. David había traído un bocata gigante , de unos cuarenta centímetros sin exagerar , lleno de filetes empanados. Todos le miramos sorprendidos pero él empezó a masticar esa masiva masa de comida. Hacía muy bueno en la sombra de aquella roca; a los pies tenía hierba fresquita, y desde dónde estábamos se veía la laguna.Aproveché para quitarme las botas y ponerme las sandalias con las que había venido, así descansaba un poco los pies.

Cuando terminamos de comer, nos relajamos tumbados en una losa de piedra cerca del charco en el que nos íbamos a bañar. Era muy agradable sentir el sol en el cuerpo, y me acordé lo mal que lo pasaba hace unos días cuando dudaba entre si ir o quedarme en casa. Había resultado una marcha excelente , quitando la pelea no había habido ningún percance, nadie se había metido conmigo y tampoco había muerto de cansancio. Todo iba mejor de lo planeado y decidí llamar a mis padres para que supieran que tal me iba todo.
Obviamente, la cobertura no era gran cosa, así que pensé que en el refugio deberían de tener linea. Así era, llamé a mi casa y cogió el teléfono mi madre:

-¿Diga? ¡Anda, Alonso!, ¿qué tal? - me dijo nada más coger el teléfono
- Pues muy bien mamá...me ha ido todo perfecto, al principio me cansé pero luego fue todo sobre ruedas- respondí orgulloso
- Te lo dije cielo, ¿ves? a veces te preocupas demasiado. Y oye, ¿has comido ya?-
- Si si, y me han gustado mucho las chuches, ¡gracias!-
- Me alegro cariño, ¿quieres que te pase con tu padre? o mejor...- me contestó un poco más callada
- Claro, le tengo que contar que me ha ido todo bien ¿no?- pude afirmar contento
-Toma ahora te le paso, ¡un besazo!- y acto seguido se escuchó un sonido raro y luego escuché a mi padre
-¡Pero bueno! ¡Mira aquí el flacucho se ha hecho la marcha entera!- no es que me agradara mucho que me llamara flacucho pero daba igual
- Acabo de comer, no ha sido tan difícil como yo pensaba, y menos mal que cogí las botas- dije medio riendo
- Anda que eres un despistado, bueno Alonso, sigue disfrutando que me voy a ver la tele - típico, al fin y al cabo sigue siendo mi mismo padre- ¡Que te vaya bien!
-Si, adios - y colgué el teléfono


Cuando salí del refugio vi que todos se disponían a bañarse y  a mi no me apetecía mucho pero si que me vendría bien un baño, pasármelo bien y soltarme la melena un poco. 



viernes, 6 de julio de 2012

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA

( Capítulo III )

Mis piernas me dolían, mis ánimos estaban por los suelos, mi corazón latía rapidísimo y yo iba matado. La subida se me estaba haciendo eterna aunque fuera con David al lado y me consolara ver que él estaba en mi mismo estado. Me daba hasta miedo mirar a ver cuanto quedaba ,así que seguía con la cabeza mirando donde pisaba para no tropezarme. No hacía mucho calor, pero yo estaba sudando a litros.
No podía más, yo sabía que si pedía un descanso al grupo me iban a mirar como si fuera un débil niño flacucho. Hubo un momento en el que lo iba a pedir pero me callé, conservando la dignidad pero no las fuerzas.

- Ya - entre jadeos- estamos..- confirmó Alex, entusiasmado por llegar a la fuente

Yo miré hacia arriba y en efecto; estábamos a dos pasos de la susodicha fuente. No era más que un par de piedras formando una especie de banco y una tubería por la que salía agua pero yo encontraba ese lugar como el paraíso.
Me senté en un banco pero no inmediatamente, haciendo creer a los demás que descansar me daba igual. David se fue con Pablo y con Alex para rellenar las cantimploras y yo me quedé sentado mirando el paisaje.
Al ver todo lo que habíamos subido me sentí más que realizado y si por mi fuera nos quedaríamos ahí , pero lo demás del camino era bajada y no habría problema.
Cuando me relajé volví a pensar en la situación y me encontraba más que feliz, me encontraba en las nubes: había hecho la parte más dura del camino, nadie me podía replicar nada ya que había ido como ellos, y todavía me quedaba mucho día para poder hablar con Rosa.
Esto me llevó a pensar en el tiempo que nos quedaba , no eran más que dos horas de ida, un par de horas para comer y para relajarnos y luego tres horas de vuelta.

También pensé que luego estaría mucho más cansado y que el momento más adecuado para hablar con Rosa era ahora mismo. No quería que Rosa sospechara que me gustaba así que me acerqué a todas las chicas y les comenté:

-¿Habéis visto todo lo que hemos subido?, Parece mentira- dije modestamente
- La verdad es que si, menudas vistas- me contestó María
- Y ha sido bastante duro- dijo Irene
- ¿Ahora que nos queda?- por fin, dijo Rosa
-No nos queda nada, ahora es todo bajar contemplando las vistas así que es la mejor parte- contesté, y me quedó muy elegante y amable, si puedo añadir
Rosa me miró y asintió con la cabeza, como si me dijera que puede hacerlo y que va a ser pan comido. A mi no se me ocurrió otra cosa que guiñarla un ojo y según lo hice me arrepentí.

Rosa, una chica que no me había hablado en todos estos años de instituto , va a responder a un guiño de ojos, claro, y qué más. Pues no, me equivocaba; después me sonrió como sonrie a todo el mundo y siguió hablando con sus amigas.

En esto llegó David con nuestras cantimploras, y cuando fue a dármela, tropezó con una piedra y se abalanzó sobre mi. Yo me adelanté y le sujeté como pude , así que no se cayó. Luego bebimos agua y nos alejamos un poco para hablar de temas más íntimos.

- David, tio, creo que puedo tener algo con Rosa- le susurré
- Mola ,¿ no llevabas colado por ella mucho tiempo?- me comentó, más alto de lo normal y por eso le mandé bajar la voz
- Si, y hoy he empezado a hablar con ella, no sé, parece que no me odia al menos- le dije con tono humorístico
- Genial, ¿y has visto cómo se me acerca María? Ya verás, de aquí a nada nos lo montamos- me dijo muy orgulloso
-Anda anda ¡fantasma!, si quieres nos apostamos dinero pero que no sea mucho que te arruino - me reí , David también se rió y nos volvimos a incorporar al grupo

Alex nos contaba lo que yo ya sabía sobre la marcha, pero de su boca parecía todo más importante. De hecho me apetecía ser importante a mi también. Nunca lo había sido y creía que hoy era mi día. Cuando Alex terminó de hablar le dije algo que había leído en la web, pero que no tenía ni idea de que era.

- Creo que podríamos parar en la peña del rayo ( cosa que yo no sabía que era ) y desde allí ver las vistas- le comenté, y sonó muy convincente
- Por mi perfecto, pero yo no sé dónde está , así que cuando lleguemos tú nos dices ¿va?- y me miró con una mirada muy traviesa
-Si si...claro- le respondí asustado

¿Y ahora qué? ¿Cómo voy a saber lo que es una peña y además la del rayo? Al menos recordé que en la web decía que estaba a un rato de la primera fuente así que me daba tiempo para pensar , o a Alex para olvidarlo

- ¡Cuando lleguemos a la peña del rayo, que Cardo sabe dónde está, nos hacemos una foto! ¿vale?- gritó Alex entusiasmado y me dejó a mi patidifuso.

Este grito de desgracia para mi, nos sirvió para volver a incorporarnos en la marcha. Aún nos quedaban un par de minutos de subida pero no era nada comparado con lo que ya habíamos subido. Cuando ya llegamos arriba lo pude ver: vimos una imagen preciosa de todo el circo de Gredos, la laguna abajo y un par de riachuelos que salían de la laguna. David también miraba atónito y se nos llenó el cuerpo de ganas de seguir con la marcha. Se veía la laguna a la izquierda y un poco más arriba un refugio, luego estaban todos los picos famosos; el Almanzor, la Galana, etc...

Después de pararnos un minuto a mirar, continuamos andando por un camino de tierra, llano y fácil. Yo iba con mil ojos para ver algo parecido a una peña, que había deducido que era algo como un montón de peñascos apartados del camino. Me di cuenta de que avanzábamos bastante rápido y que ahora íbamos todos en pelotón. Fue en ese momento cuando me fijé que tenía a Rosa delante, y no se daba cuenta de que la estaba mirando encarecidamente. Iba muy guapa, además se le marcaban todas las curvas, cosa que tuve que comentar a David para que él también la mirara. El muy payaso de David, comentó en alto:
-¡Menudas vistas!-
Y rosa se giró por el jaleo que armaba. A mi me dio tiempo a mirar hacia la gran pared rocosa que teníamos al frente y disimular. Después le di un codazo en las costillas a David, aunque él soltó una carcajada.

Fue entonces, cuando vi una especie de formación rocosa a mi derecha. Además había un par de letreros y no cabía duda de que era la peña del rayo. Si no lo era, podía hacer que Alex se lo creyera y salvar el pellejo así que se lo dije y nos acercamos a ver. Efectivamente, lo era . Y las vistas eran tremendas. Te situabas a unos dos mil metros sobre el suelo y podías contemplar todo lo que mencionaban en la web. Alex nos dijo que nos juntáramos para hacernos una foto, y todos menos Jorge, que llevaba su pelo sudado, nos hicimos la foto.

Me alegraba que Jorge estuviera así de pasota porque él era el típico niño pijo que se llevaba a todas las chicas a dónde quisiera. Según terminamos de hacernos la foto, volvimos a andar otro poco. Bajar no era tan cansado, pero si difícil. Había que tener cuidado de pisar bien y no caerte, además el camino era todo de piedras y si perdías el equilibrio y caías te podías hacer bastante daño. Raúl iba saltando de piedra en piedra como un mono , en el fondo de mí, deseaba que se cayera.
Un poco más adelante , había otra fuente dónde descansaban una pareja con su perro. Miramos todos a Alex para ver si nos parábamos pero no dijo nada y entendimos que no había que parar.
Seguimos bajando durante mucho tiempo, despacio para no tropezarnos pero a buen ritmo. Yo iba hablando con David y con María que estaba a su lado sobre lo mal que nos caían algunos profesores. David de vez en cuando intentaba acercarse un poco más de lo debido a María pero ella le rechazaba y yo sonreía por lo bajo.

Después de bajar todo lo que teníamos que bajar, llegamos a estar sobre la altura de la laguna. Ya no la veíamos y la gran pared rocosa de la que hablé antes era muchísimo más grande desde aquí abajo. De vez en cuando, el borde derecho del camino era la orilla de la laguna y era divertido e interesante ver la inmensidad de esta.
A mi me daba un poco de miedo,no sé veía el fondo y había leído muchas historias de monstruos que emergían de los lagos o mares para comerse a los transeúntes despreocupados. La verdad, a mi no me importaba que un monstruo gigantesco como los de mis libros saliera y nos asustara a todos.  De hecho, haría este tramo de la marcha más interesante ya que no estaba pasando nada. Aunque íbamos en un grupo, David, María y yo íbamos de los últimos y escuchamos reírse a los demás.

- ¡Es tan grande como el mío!- se reía Jorge
- Que va, es más parecido al mío solo que más pequeño - contestaba Pablo

Luego cuando nos acercamos comprendimos sus risas; había en el camino unas piedras que parecían grandes y rocosos penes. Uno era muy grande y tenía varios tonos de gris y otro era más pequeño. Yo me quería reír pero Rosa estaba muy cerca y no sabía si hacerlo o si la iba a molestar. Cuando ella se rió, no hubo problema para hacerlo y me quedé muy satisfecho.

Inmediatamente después de los penes rocosos, se encontraba por fin el refugio que yo había asociado como meta. Subimos un puente de madera que conectaba los dos lados de un charco y llegamos al final de nuestra ruta. Había merecido la pena con creces. La laguna parecía brillar y todos la contemplábamos atónitos. Estábamos apoyados sobre el puente y descansábamos a la vez que mirabas el paisaje. Veíamos un valle a lo lejos y formaciones rocosas enormes en frente. Yo me sentía dentro de un gran hoyo de piedra lo cual era una sensación fantástica. La laguna daba una humedad muy agradable y la hierba que funcionaba como playa era muy apetecible.
Era el lugar perfecto para declararme a Rosa, pensaba pero sabía perfectamente que no tenía que hacerlo ahora. De momento me conformaba con ver las vistas. Pasados unos minutos me giré para ver lo que teníamos detrás.
Era un paisaje pétreo , lleno de picos con formas asombrosas y las grandes paredes ya mencionadas  te abrumen y te hacen sentirte cómo una hormiga. Más arriba había un par de charcos naturales pequeños, dónde se relajaban unas cuantas personas. Alex también se dio cuenta y anunció que sería allí dónde nos bañaríamos después de comer.











ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA
(Capítulo II )
Menudo viaje ;no había más que curvas y posibles ganas de vomitar. Mi padre tampoco conduce muy bien que digamos pero me ha llevado hasta dónde quería y no le puedo replicar nada. Aparcó en una especie de aparcamiento que había pintado en el suelo y quitó la música. Yo me quité el cinturón y fui a salir pero antes de que tocara la puerta mi padre me dijo.
- Mira Alonso, sé que esta marcha es muy importante para ti ya que van todos tus amigos y no quieres defraudarles. No pasa nada si no la consigues hacer, intenta ir despacito y a tu ritmo para que puedas completartela. Yo también tuve tu edad y sé que no es fácil pasarla, así que por favor, ten mucho cuidado y cuando vayas a terminar , llámame para que te recoja-

Acaba de pasar: ese señor que tanto me criticaba ,acaba de actuar como un padre. No pude evitar que se me saltara una lágrima pero mi padre no la vio . Salí del coche con unos ánimos tan grandes que no cabían en la mochila que llevaba a la espalda. Necesitaba ese empujón y mi padre me lo ha dado , es nuevo para mi, pero me gusta.

Mis ánimos fueron bajando cuando vi a la gente de mi clase; Raúl, Jorge, María, Alex, Pablo, Sandra, Irene... habían venido casi todos. Ahora si que lo estaba pasando mal; todos los chicos de mi clase estaban hablando entre ellos y yo , como siempre, volvía a pasar desapercibido. Tenía un amigo, David, con el que podía hablar pero parece ser que no ha podido venir, ya es mala suerte.
- ¡Mira quien viene! -
-¡Cardo , cardo!- Gritaron todos al unísono, como si estuviera ensayado.
- Creía que no ibas a venir, no dijiste nada en el evento ni nos comentaste nada, ¿qué tal? - me dijo Pablo, uno de los chicos que peor me caía pero que parecía que fuera mi amigo del alma
-Yo, ejem, pues bien, es que no me pude meter a tue...- Alex se dio media vuelta y me dejó con la palabra en la boca. La verdad tampoco quería seguir con la conversación. Me di cuenta porqué había dejado de hablarme; acaba de bajarse del coche la chica que tanto me gustaba y que tanto deseaba, Rosa.
Había venido con unos pantalones blancos muy cortos y una camiseta de tirantes azules. Según la vi cómo iba vestida recordé que no llevaba las botas puestas, y las había guardado en el maletero de mi coche.
Corrí como un loco hacia dónde habíamos aparcado , mientras Rosa me miraba con cara rara, con la esperanza de que mi padre no se hubiera marchado.
Buffff, menos mal. Allí estaba mi padre, fumando un cigarro con el maletero abierto
-¿Las botas, eh?- me dijo con una sonrisa no del todo muy acogedora
- Si, menos mal que no te has ido... - dije entre jadeos
-Oye Alonso, esa chica de ahí es Rosa ¿no?- después de que dijera eso, me puse rojo cómo un tomate ,cogí las botas y me fui intentando disimular cuanto me gustaba esa chica.
Mi padre se reía , pero eso era buena señal, no me había llamado ni despistado por haberme dejado las botas ni me había criticado.

Cuando fui dónde estaban estos , todos miraban a Rosa y susurraban cosas por lo bajo. A Jorge se le escuchó decir " Rosa hoy tiene un buen pollazo ¿eh?" y no solo le escuché yo, también le escuchó Rosa, que rápidamente le dio un tortazo y se fue indignada. En el fondo me alegro, porque así Jorge ni lo intentaría con ella, aún que yo también compartía su opinión...
En ese momento, alguien me asestó una colleja sin que yo me la esperara. Pero yo sabía quien era, y no pude hacer otra cosa que empezarme a reir.
-¡Cardo, capullo!, pensaba que no ibas a venir- me dijo David sonriente
- ¿Y perderme cómo te caes por la montaña? Ni de coña - le dije también entre risas

David era un chico fantástico; tenía el pelo más o menos largo y rubio, era muy alto, y siempre iba con alguna camiseta de algún grupo de metal que solo le gustaba a él. Conocía a David desde hace dos años, cuando fue delegado de clase y nos empezamos a hablar. Desde entonces él es el único que se relaciona conmigo de una manera más profunda y más educada.
Todo pintaba de maravilla, David y Rosa habían venido, yo había recuperado la confianza mientras estuviera David, los chulitos de mi clase no estaban por la labor de molestarnos y yo , yo me sentía con unas ganas enormes de ir a la laguna de Gredos.

-¡Bueno qué!, ¿empezamos la marcha?- vociferó Alex, que siempre me había parecido un líder.
- ¡Venga vamos!- se escuchó decir a un par de chicos y chicas más.
Y con eso empezó lo que me llevaba temiendo una semana, pero que ahora me parecía de lo más agradable.

Empezamos a caminar por el empedrado mientras hablaban de fútbol, chicas y otras cosas. David y yo hablábamos de sus vacaciones; se iba a ir a París a pasar un par de días , y yo le envidiaba a más no poder.
Yo solamente iba a pasar un par de días en el pueblo de un amigo de mi padre, así que no había comparación.

Todos estábamos hablando pero a los diez minutos de subida ninguno podíamos hablar. Yo iba ya con la lengua fuera y David, que también iba cansado, se esforzaba por darme tema de conversación. A cualquier pregunta suya o cosa que me contara le respondía con un si, o un no, por que no podía perder más fuerzas por la boca. Lo bueno es que no solo yo iba callado y jadeando; todos mis amigos que tanto presumían de fuertes iban igual que yo.

Continuamos así otros diez minutos. Si con veinte minutos de marcha ya iba muerto que no podía con mi alma , no me apetecía imaginar como estará cuando estemos en la subida fuerte.
Iba mirando al suelo, intentando no tropezar porque si lo hacía me convertiría en el tema de conversación y eso era lo menos adecuado en este momento.
Ahora había un trecho de camino llano dónde podía respirar un poco más pausado y mirar el paisaje que hasta ahora estaba limitado por lo que veía debajo de mis pies.
Era muy bonito la verdad, en la web decían que lo verdaderamente bonito era lo que venía después de la subida. También me di cuenta de que el grupo se había disuelto un poco; Alex y Jorge iban delante pero también cansadisimos, detrás iban las chicas, menos Irene, que venía con nosotros, y luego los últimos iban Pablo y Rosa.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de dónde estaba Rosa y con quien estaba. Pablo era un chico rubio de ojos azules que iba de malo de película del Oeste y la verdad, no me caí mal hasta que le vi como tonteaba con Rosa.
No sé muy bien porqué el mero hecho de verles juntos me dio una fuerza increíble y me adelanté andando cada vez más rápido. David, me vio y también se puso a seguir mi ritmo , Irene no, Irene se quedó rezagada con las demás chicas.
Este acto de valentía y virilidad me duró muy poco ya que Alex , que iba de los primeros, se paró en seco, y nos miró a todos. Respiró profundamente y nos dijo:
-¿Qué os parece tomarnos un descanso? Así bebemos agua y nos preparamos para lo duro de verdad-

Todos asintieron aliviados de no tener que pedir el descanso ellos, y se sentaron dónde pudieron para tomar un poco de agua y relajarse. Yo no estaba de acuerdo , justo ahora que había cogido un ritmo admirable me hacen pararme y descansar. Pero bueno, no podía intentar convencer a los demás, incluso David me miró con cara de cansado y me dijo con la mirada que descansara.
Ahora que pensaba, si me venía bien un descanso pero más que nada para pensar: La marcha había comenzado hace ya media hora y no iba tan mal como pensaba, nadie se había quejado de mi y nadie me había llamado nada. Pero me faltaba una cosa. Entre tanto cansancio y nervios se me había olvidado saludar a Rosa, y ahora que estaba casi sola , era el momento perfecto.
Me acerqué a ella con mi cantimplora de la mano e intenté que me pidiera agua sin yo decirle nada. Como esperaba, fue inútil, pero había ensayado muchas noches en mi habitación cómo poder empezar a hablar con ella y tenía que utilizar un tono seguro y amable.
Por eso mismo esperé un minuto a que dejara de jadear y a pensar con detenimiento qué decirla exactamente. Pensé en lo típico de las películas de " ¿Hace calor aquí , o eres tú?", pronunciado en mi mente sonaba patético.
En ese momento Rosa, cómo si supiera que estaba pensado en ella , me miró y mis nervios me hicieron abrir la boca y hablar
- Menudo calor ¿eh?- dije , y me asusté de lo bien que había empezado, sin decirla ninguna estupidez.
- Ya ves, además no hay ni una brisa- me contestó
- Oye, ¿ te apetece un poco de agua?- le solté en seguida para seguir con mi estrategia mil veces estudiada
- Mmm no ahora no, pero gracias- y después se giró y volvió a hablar con sus amigas
No había ido del todo mal. Yo esperaba que si que aceptara mi humilde invitación y continuáramos hablando durante la marcha, pero con eso me bastaba.
- ¡Seguimos, ¿vale?!- gritó Alex que sostenía una gorra en la mano

Sin responderle verbalmente nos pusimos de pie y seguimos con la marcha. Los grupos seguían más o menos como antes, solo que hacía más calor y ahora venía lo más difícil del camino. De todos modos, David me iba contando historias de montañeros que había escuchado de su padre y yo agradecía enormemente que me amenizara el viaje. Poco después María se empezó a interesar por las historias, y David se dio cuenta. Me miró y me dijo con una mirada que solo el sabía poner que esta era su oportunidad, que le dejara en paz; y así lo hice. David era muy buen amigo mío y se merecía un rato para poder ligarse a María.
Yo seguí unos metros por delante, pero atento a la historia de David. Era muy interesante, hablaba de un montañero que hizo una nueva ruta para poder descender una montaña, y todo el mundo que pasaba por ahí tenía buena suerte el resto de su vida.
Presté atención a la historia hasta que David dejó de hablar para empezar a jadear de nuevo. Habíamos llegado ya al pie de una subida de un cuarto de hora que parecía interminable. Yo cogí aire y seguí paso por paso, subiendo el camino que estaba marcado.
Sin darme cuenta, me puse al lado de Raúl que iba bastante cansado. Me extrañaba ya que él era un buen jugador de fútbol y estaba acostumbrado al deporte. Nos pusimos a subir juntos ,sin hablarnos ni si quiera mirarnos pero juntos. Raúl era uno de los chicos más populares del instituto pero ahora, subiendo esta montaña, estaba al mismo nivel que nosotros.
Alex seguía delante y de vez en cuando nos decía que no quedaba nada, ó que ya estamos llegando. Eran comentarios de motivación porque llegar llegar no estabamos llegando y yo cada vez estaba mucho más cansado y me empezaban a doler las piernas.
El Google decían que después de esta subida había una fuente y pensé que podría comentarselo a Raúl, para ir charlando de algo
- Después de subir todo esto- me paré para coger aire- hay una fuente para beber y descansar- dije jadeando
- No importa, nadie te ha preguntado- me respondió arrogante, yo creí que el había pensado que con mi comentario estaba cuestionando su forma física así que me callé y fui más despacio hasta encontrarme con David de nuevo.