sábado, 7 de julio de 2012

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA
(Capítulo IV : Fin de la primera parte)

En vez de comer inmediatamente, fuimos a visitar el refugio. Era un refugio bastante bien construido; constaba de dos pisos y varias habitaciones, de estas solo fuimos a una. Había un perro tumbado en la puerta y cuando entramos vimos el lado más acogedor de Gredos.
El refugio estaba construido con madera, las mesas eran de madera y los bancos también. Había un par de montañeros sentados hablando de rutas que parecían infiernos.
Luego en las paredes había muchos tablones que me es imposible enumerar pero me fijé en uno en particular. En el tablón se hallaban varios folios con fotos de gente desaparecida o de gente que murió en la montaña, también hablaban de la seguridad que hay que tener y de que hacer cuando viene un helicóptero. Era muy interesante pero David me cogió del brazo para que me acercara a ver unas fotos de una revista porno.
En un rincón del refugio había un montón de antiguos instrumentos de alpinismo y de escalada como picos, raquetas, mosquetones...

Nos sentamos en una mesa a descansar y a charlar. A mi no me apetecía mucho así que me puse a mirar las fotos de los montañeros que habían subido cumbres inalcanzables. Pero mi mirada se fue otra vez hacia lo del helicóptero. Al parecer había un helipuerto en la hierba cercana al refugio, y recomendaban ir siempre acompañados a subir grandes picos.

De una puerta de la habitación en la que estábamos salió un chico para preguntarnos si queríamos algo de beber. Me fijé en que además de todas las fotos, tablones , y decoración había una escalera que daba paso a un dormitorio y una cocina que servía comida a los que dormían en el dormitorio. El refugio estaba bien equipado, la verdad.

Después de estar un rato ahí, nos fuimos a los charcos para comer. Estaban más lejos de lo que parecían , pero tardamos más que un par de minutos. Allí había también otro grupo de adolescentes que estaban haciendo lo mismo que nosotros. Yo no les conocía de nada, pero parece ser que Pablo y Alex si. Nada más verlos empezaron a mirarse fatal entre ellos y a criticarse. Yo he de decir que a mi vista tampoco eran grandes personas pero no para llamarles lo que les estaban llamando. Parecían centrar sus insultos y puyas en dos chavales; uno con una gorra azul y otro moreno con la cabeza casi afeitada. Intenté evitar sus malos rollos y me dirigí a ver a David, pero él estaba también un tanto enzarzado con esos tipos. 
Le pregunté y según me contó David, esos dos chicos habían pegado a la hermana de Pablo, y habían hablado mal de Pablo, David, y Alex pero eso no era lo primordial. David me contó que a la mínima se iba a armar una bien grande y yo no quería estar metido en el asunto.

Parecía ser que era tarde, los dos chicos se acercaron a nosotros , yo me fui unos metros hacia atrás para evitar líos. No se les escuchaba hablar pero el chico de la gorra estaba enzarzado con Alex ; David y Pablo estaban apunto de pegar al otro chico. A mi me preocupaba que acabaran a golpes porque había otros cuatro chicos con ellos y no quería salir perjudicado. Y cómo quien no quiere la cosa, mi buen , fuerte, y grande amigo David le propinó un puñetazo en la cara al chico moreno tan fuerte que cayó al suelo y parecía no moverse. Raúl y los demás no parecieron darse cuenta de nada del barullo.

Acto seguido y como era de esperar se enzarzaron en una pelea. Yo no sabía como reaccionar, ni como iba a acabar esto. Estaba más preocupado por cómo salir de ahí airoso. El chico de la gorra entró en cólera y empezó a pegarse con Alex y Pablo mientras David miraba al otro chico que permanecía tumbado quejándose del dolor.
Afortunadamente, un guarda del refugio salió al escuchar tanta jarana, y los separó mientras pedía explicaciones. Los demás chicos que venían con él de la gorra y el moreno se acercaron a ver, pero otros dos guardas salieron del refugio para evitar problemas. Al final, y después de hablar un rato, los otros chicos se fueron por el camino de vuelta y nosotros nos quedamos sentados sobre una piedra muy grande.

-Llegan a no estar los guardias y le parto la cara...- masculló Pablo , a lo que Alex asintió enfadado
-Yo en verdad me alegro de que vinieran- contestó David- seguramente no íbamos a acabar demasiado bien-
-No eres el más indicado para hablar- dijo Alex- has sido tú quien ha empezado la pelea- remató con tono sarcástico
- Si, ya, bueno, tú habrías hecho lo mismo ante esa cara de gilipollas que tiene el chaval- rieron y zanjaron el tema para dirigirse hacia dónde estaban los demás

No parecían haberse preocupado mucho por la pelea , solamente Raúl habló a solas con Pablo, pero nada más. Después de un tiempo de descanso y de burlas hacia los chicos esos, Jorge dijo que había visto una roca con sombra unos metros más para arriba y que podíamos comer allí.
A mi no me parecía mala idea, además tenía bastante hambre y el bocadillo que me había preparado era de tortilla francesa, mi preferida. También recordé que tenía unas chucherías y me hizo mucha ilusión tomarmelas de postre. David había traído un bocata gigante , de unos cuarenta centímetros sin exagerar , lleno de filetes empanados. Todos le miramos sorprendidos pero él empezó a masticar esa masiva masa de comida. Hacía muy bueno en la sombra de aquella roca; a los pies tenía hierba fresquita, y desde dónde estábamos se veía la laguna.Aproveché para quitarme las botas y ponerme las sandalias con las que había venido, así descansaba un poco los pies.

Cuando terminamos de comer, nos relajamos tumbados en una losa de piedra cerca del charco en el que nos íbamos a bañar. Era muy agradable sentir el sol en el cuerpo, y me acordé lo mal que lo pasaba hace unos días cuando dudaba entre si ir o quedarme en casa. Había resultado una marcha excelente , quitando la pelea no había habido ningún percance, nadie se había metido conmigo y tampoco había muerto de cansancio. Todo iba mejor de lo planeado y decidí llamar a mis padres para que supieran que tal me iba todo.
Obviamente, la cobertura no era gran cosa, así que pensé que en el refugio deberían de tener linea. Así era, llamé a mi casa y cogió el teléfono mi madre:

-¿Diga? ¡Anda, Alonso!, ¿qué tal? - me dijo nada más coger el teléfono
- Pues muy bien mamá...me ha ido todo perfecto, al principio me cansé pero luego fue todo sobre ruedas- respondí orgulloso
- Te lo dije cielo, ¿ves? a veces te preocupas demasiado. Y oye, ¿has comido ya?-
- Si si, y me han gustado mucho las chuches, ¡gracias!-
- Me alegro cariño, ¿quieres que te pase con tu padre? o mejor...- me contestó un poco más callada
- Claro, le tengo que contar que me ha ido todo bien ¿no?- pude afirmar contento
-Toma ahora te le paso, ¡un besazo!- y acto seguido se escuchó un sonido raro y luego escuché a mi padre
-¡Pero bueno! ¡Mira aquí el flacucho se ha hecho la marcha entera!- no es que me agradara mucho que me llamara flacucho pero daba igual
- Acabo de comer, no ha sido tan difícil como yo pensaba, y menos mal que cogí las botas- dije medio riendo
- Anda que eres un despistado, bueno Alonso, sigue disfrutando que me voy a ver la tele - típico, al fin y al cabo sigue siendo mi mismo padre- ¡Que te vaya bien!
-Si, adios - y colgué el teléfono


Cuando salí del refugio vi que todos se disponían a bañarse y  a mi no me apetecía mucho pero si que me vendría bien un baño, pasármelo bien y soltarme la melena un poco. 



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