domingo, 8 de julio de 2012

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA

(Capítulo V : Inico de la segunda parte)

¿Y ahora qué hago? Tengo que ponerme el bañador , pero no sé dónde ni cómo. Lo peor sería que me viera Rosa, eso sería la muerte para mi en este momento. Le pedí a David que me acompañara detrás de un par de arbustos como si fuéramos a hablar de algo pero él estaba centrado en ligarse a María.
- Pues nada, iré yo solo- pensé para mis adentros
Todos estos se habían puesto ya el bañador, pero lo que no me entraba en la cabeza es en qué momento. A mi me daba vergüenza ya que todos estábamos sentados y yo sería el único que tendría que irse a cambiar. Si no me daba prisa se me pasaban los ánimos que tenía y no me apetecía nada que pasara eso, así que me levanté con orgullo, y sin mirar a nadie fui decidido a los arbustos.

A simple vista, todos habían pasado de mí hasta que llegué a los arbustos. Me quité los pantalones pero me dejé la ropa interior por si algún capullo me hacía la de siempre. Cuando estaba desabrochándome la bragueta Raúl gritó en alto:

- ¡Mirad a la derecha! ¡Cardo se está masturbando!-

Todos, obviamente, miraron y se empezaron a reír. No podía ser posible, por un par de frases me habían fastidiado los ánimos, la marcha y todo. No sabía que hacer, así que me empecé a reír con ellos mientras me ponía rojo como un tomate. No quería haber llegado a este punto, ahora todo iba a ser muy incómodo y harían chistes sobre la masturbación y tal. Menos mal que Alex , que en el fondo era buena persona, dijo entre risas.

- Anda, dejadle - paró para reírse - que se está poniendo el bañador- concluyó

En ese momento, desarrollé un cariño especial hacia Alex. Y todos echaron una última carcajada y siguieron a lo suyo, como tenía que haber sido desde un principio. Gracias a dios, creía que ya estaba otra vez en esa situación horrenda de hace un par de días. Cuando mi color facial volvió a la normalidad, me puse el bañador y salí de los arbustos. Mi bañador estaba perfectamente atado con el fin de que ninguno pudiera bajarlo. Nos íbamos a bañar a una charca pequeñita que había cerca de nosotros. 
En la web también hablaban de ella, era el Charco de la Esmeralda. Cuando llegamos, David y Jorge , se tiraron de cabeza , como unos temerarios, al agua. A mi me dio un vuelco al corazón porque el agua estaba tan cristalina que parecía que solo había unos centímetros de profundidad y se iban a dar un golpe mortal.
Nada más ver la salpicadura de agua de hacían al tirarse al agua, los vi salir corriendo del agua.

-¡Está helada chavales!- dijo tiritando Jorge
- Bueno... está fría nada más- dijo mirando a María, como si fuera un hombre de pelo en pecho
- ¿Pero nos vamos a meter , no chicos?- nos animó Pablo
- Yo creo que voy a pasar, no me apetece morirme de frío como estos dos maricas- dijo Irene
Acto seguido todas las chicas se rieron y María dijo
- Pues yo creo que nos deberíamos meter , solo para compadecernos con ellos dos-
- ¡Pero solamente, un par de segundos!- dijo Rosa

A mi si que me apetecía que se metieran. Llevaban el bikini puesto, pero encima llevaban una camiseta lo que me fastidiaba con creces. Yo en un principio me iba a meter, pero viendo a David, que era el más corpulento de todos, se me quitaron las ganas.
El agua debía de estar helada, pero helada helada. Cuando vi que Alex se tiró, sin consultarlo con nadie pensé que también tenía que hacerlo, para estar al mismo nivel que los otros chicos.
Que esta acción me llevara a pensar eso me llevó a pensar que la sociedad no estaba nada bien planteada si la hombría se demostraba haciendo sufrir al cuerpo; pero no pude pensar nada más porque según me di cuenta que David y Pablo venían a por mi ,sabía mi destino.
Y así fue, David me dio un empujón fortísimo que me hizo "volar" unos tres metros hacia el charco. En lo que cabe, me alegraba que fuera David quien me empujara, porque no estaba a la orilla del charco y ninguno de estos me hubiera empujado con la suficiente fuerza como para que no me diera con ninguna roca.

El agua estaba helada, como me supuse, y todos mis músculos se contrajeron con una rapidez y una fuerza asombrosa. Sentí miles de pequeñas agujas redondeadas intentando atravesar mi piel pero sin perforarla. Además el charco era muy profundo por lo que no pude esperar a tocar alguna piedra con los pies e impulsarme para arriba para coger aire. Tuve que aguantar el dolor congelado del agua y nadar hasta la orilla.
Todos me miraban impacientes con cara de necesitar una opinión y les dije mientras tiritaba y me abrazaba a mi mismo.
-Está buena, hombre- esperando unas risas al menos
-Que está buena dice, ¡menudo capulló! - rió Pablo , relajando el ambiente.

Después los demás se tiraron a la charca e hicieron los mismos gestos, las mismas muecas y tuvieron la misma reacción que yo. Ninguno, excepto David y Alex, que echaban un concurso de hombría , repitieron.
Ellos dos se apostaban entre ellos a que uno podía aguantar más que el otro en el agua. Los demás nos quedamos arropados con las toallas . Rosa que también se había tirado estaba más o menos a mi lado calentándose. Era la ocasión perfecta, solo que no sabía de que hablar con ella. No la conocía lo suficiente cómo para poder entablar una conversación larga y seguida. Tampoco quería empezar a hablar y que al poco rato un silencio incómodo cortara la conversación. 

Pensé que podía hablar de ella, preguntarla si ya había ido otras veces de senderismo o si se había bañado en un agua más fría que esta. Además, las voces de los dos machotes del fondo servían para que nunca hubieran un silencio drástico de verdad. " ¡Uy , que no! , Ahora mismo me quedo treinta segundos y además buceando" " ¡Habrá que verlo, fantasma"

- Parece mentira que con tanto calor que pasamos antes, ahora estemos arropados- le dije a Rosa, a lo que ella no respondió inmediatamente porque no sabía si iba dirigido a ella
- Es cierto, pero con razón, nadie nos dijo que ese agua estaba tan fría- me contestó, y era el momento perfecto para poner en marcha mi conversación
- ¿Tú te habías bañado en una charca tan fría alguna vez?- le dije, como quien no quiere la cosa
- Bueno, estuve en una piscina en invierno, y la verdad estaba muy fría pero no sé cual lo está más-
- Puede que fuera esa, es que además , a este agua se le suma que nosotros veníamos casi cocinados por este calor de la montaña-
- Puede ser- dijo tan pancha Rosa, en cierto modo, podía poner algo de su parte
- Hablando de montañas- corté el pequeño silencio- ¿ tú habías hecho alguna marcha ya?
- Con mis padres, pero eran marchas más fáciles, aunque esta no sea tampoco muy difícil-
- ¡Entonces eres toda una montañera!- en mi cabeza sonó más bonito pero por suerte me dijo riendo
- ¡Si tu lo dices! ¡Soy toda una montañera!- rió

No pensé que la conversación iba a durar un poco más, así que le ofrecí un par de chucherías para concluirla. Que bien se me había dado , iba todo sobre ruedas. Además parecía que después de esta conversación , me había cogido más cariño. A lo mejor eran solo ilusiones mías. Luego, empezó el momento más incómodo después del de la masturbación: Todos se pusieron con los móviles a twittear , o a navegar, o vete tú a saber que estaban haciendo. Mi móvil era un móvil con una cámara de fotos y ya. No podía ni meterme en internet, ni pasarle música ni nada. Además tampoco es que usara Internet mucho, tenía tuenti para tenerlo, pero no para usarlo y claro está, no tenía ni twitter, ni facebook.

Justo después de pensar en mi deficiencia de redes sociales, María, Irene, Rosa, Alex y Jorge me pidieron el twitter para poder mencionarme en esta marcha . A mi me hizo una ilusión enorme porque se acordaron de mi y tal, pero no tenía de eso. Me acordé de que David un día me enseñó su twitter y recordé que empezaba con una arroba al principio.

- Es : @Alonso_Jeréz_Bueno - dije mintiendo. Todos lo anotaron y empezaron a teclear como posesos , María fue la primera en extrañarse.
- Pues que raro, aquí no sales, a lo mejor "Jeréz" es sin acento, no sé- me dijo
- Puede, no sé por qué no sale, si eso dejadlo para después de la marcha y os agrego yo a vosotros- respondí y pareció ser que se tomaron mi comentario como orden.

Estábamos todos tomando el sol tumbados sobre una losa de piedra. Que bien se estaba allí, faltaría una almohada pero , se estaba de gloria. Solo pensar en volver me mataba por dentro. A lo mejor, después de esto, mi parecer ante todos los chicos de mi instituto cambiaba. Era muy probable que fuera así, puede que tuviera que aparentar un poco, pero merecería la pena.
Luego, Alex , Raúl y Pablo se levantaron y se fueron a dar un paseo. Todas las chicas les miraban y cotilleaban sobre ellos. Eso me daba envidia; me fijé en su calzado y eran las sandalias que se habían traído para descansar. Si se iban, no se irían muy lejos y menos harían otro tramo de la marcha. Dicho esto, me puse yo también las sandalias y los seguí mientras alegaba que me esperaran. Pareció no importarles , y seguimos el paseo.

Según empezaron a hablar me di cuenta que no era un paseo normal, si no una reunión para tocar las narices a David y a Irene, que se habían quedado dormidos. Alex sugirió tirarles al agua, pero rectificó al darse cuenta de David se daría cuenta y no podríamos con él. Yo tenía pensado una broma para David desde hace mucho tiempo, pero no iba a decirsela, era para algo más personal. Pablo estaba encantado con la idea de molestarlos y empezó a dar ideas sin parar:

-Podemos...atarles los cordones de los zapatos, o esconderles las mochilas, o hacerles un nudo entre sus pelos, o quizá pintarles la cara con un rotulador...-

Cuando dijo esto, nos dio la idea definitiva. Les íbamos a meter una piedra bastante pesada en la mochila y mientras les íbamos a dibujar un pene en la cara de cada uno. La pena es que Irene estaba boca abajo, así que a ella le iban a desabrochar el sujetador de tal manera que al levantarse, quiera o no quiera ella se le iban a ver todos los pechos.
Yo me sentía un poco mal, pero no eran bromas muy pesadas así que me guardé este sentimiento en la garganta y fuimos a ello. Pero según íbamos , hablaban de grabar en vídeo a Irene, lo que no me pareció nada bien y tuve que intervenir.

-¿ No lo diréis en serio , verdad?- dije preocupado
- No sé, a lo mejor- me dijo Alex
- No no, os estáis pasando de broma, por favor, no lo hagáis- le contesté

Alex y los demás se pararon un segundo y me dijo que tenía razón, que ya era pasarse demasiado. Si Alex, el tio super "guay" del instituto me hacía caso, es que las cosas iban a cambiar de seguro y eso me convertía en el chico más feliz del mundo.





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