viernes, 6 de julio de 2012

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA
(Capítulo II )
Menudo viaje ;no había más que curvas y posibles ganas de vomitar. Mi padre tampoco conduce muy bien que digamos pero me ha llevado hasta dónde quería y no le puedo replicar nada. Aparcó en una especie de aparcamiento que había pintado en el suelo y quitó la música. Yo me quité el cinturón y fui a salir pero antes de que tocara la puerta mi padre me dijo.
- Mira Alonso, sé que esta marcha es muy importante para ti ya que van todos tus amigos y no quieres defraudarles. No pasa nada si no la consigues hacer, intenta ir despacito y a tu ritmo para que puedas completartela. Yo también tuve tu edad y sé que no es fácil pasarla, así que por favor, ten mucho cuidado y cuando vayas a terminar , llámame para que te recoja-

Acaba de pasar: ese señor que tanto me criticaba ,acaba de actuar como un padre. No pude evitar que se me saltara una lágrima pero mi padre no la vio . Salí del coche con unos ánimos tan grandes que no cabían en la mochila que llevaba a la espalda. Necesitaba ese empujón y mi padre me lo ha dado , es nuevo para mi, pero me gusta.

Mis ánimos fueron bajando cuando vi a la gente de mi clase; Raúl, Jorge, María, Alex, Pablo, Sandra, Irene... habían venido casi todos. Ahora si que lo estaba pasando mal; todos los chicos de mi clase estaban hablando entre ellos y yo , como siempre, volvía a pasar desapercibido. Tenía un amigo, David, con el que podía hablar pero parece ser que no ha podido venir, ya es mala suerte.
- ¡Mira quien viene! -
-¡Cardo , cardo!- Gritaron todos al unísono, como si estuviera ensayado.
- Creía que no ibas a venir, no dijiste nada en el evento ni nos comentaste nada, ¿qué tal? - me dijo Pablo, uno de los chicos que peor me caía pero que parecía que fuera mi amigo del alma
-Yo, ejem, pues bien, es que no me pude meter a tue...- Alex se dio media vuelta y me dejó con la palabra en la boca. La verdad tampoco quería seguir con la conversación. Me di cuenta porqué había dejado de hablarme; acaba de bajarse del coche la chica que tanto me gustaba y que tanto deseaba, Rosa.
Había venido con unos pantalones blancos muy cortos y una camiseta de tirantes azules. Según la vi cómo iba vestida recordé que no llevaba las botas puestas, y las había guardado en el maletero de mi coche.
Corrí como un loco hacia dónde habíamos aparcado , mientras Rosa me miraba con cara rara, con la esperanza de que mi padre no se hubiera marchado.
Buffff, menos mal. Allí estaba mi padre, fumando un cigarro con el maletero abierto
-¿Las botas, eh?- me dijo con una sonrisa no del todo muy acogedora
- Si, menos mal que no te has ido... - dije entre jadeos
-Oye Alonso, esa chica de ahí es Rosa ¿no?- después de que dijera eso, me puse rojo cómo un tomate ,cogí las botas y me fui intentando disimular cuanto me gustaba esa chica.
Mi padre se reía , pero eso era buena señal, no me había llamado ni despistado por haberme dejado las botas ni me había criticado.

Cuando fui dónde estaban estos , todos miraban a Rosa y susurraban cosas por lo bajo. A Jorge se le escuchó decir " Rosa hoy tiene un buen pollazo ¿eh?" y no solo le escuché yo, también le escuchó Rosa, que rápidamente le dio un tortazo y se fue indignada. En el fondo me alegro, porque así Jorge ni lo intentaría con ella, aún que yo también compartía su opinión...
En ese momento, alguien me asestó una colleja sin que yo me la esperara. Pero yo sabía quien era, y no pude hacer otra cosa que empezarme a reir.
-¡Cardo, capullo!, pensaba que no ibas a venir- me dijo David sonriente
- ¿Y perderme cómo te caes por la montaña? Ni de coña - le dije también entre risas

David era un chico fantástico; tenía el pelo más o menos largo y rubio, era muy alto, y siempre iba con alguna camiseta de algún grupo de metal que solo le gustaba a él. Conocía a David desde hace dos años, cuando fue delegado de clase y nos empezamos a hablar. Desde entonces él es el único que se relaciona conmigo de una manera más profunda y más educada.
Todo pintaba de maravilla, David y Rosa habían venido, yo había recuperado la confianza mientras estuviera David, los chulitos de mi clase no estaban por la labor de molestarnos y yo , yo me sentía con unas ganas enormes de ir a la laguna de Gredos.

-¡Bueno qué!, ¿empezamos la marcha?- vociferó Alex, que siempre me había parecido un líder.
- ¡Venga vamos!- se escuchó decir a un par de chicos y chicas más.
Y con eso empezó lo que me llevaba temiendo una semana, pero que ahora me parecía de lo más agradable.

Empezamos a caminar por el empedrado mientras hablaban de fútbol, chicas y otras cosas. David y yo hablábamos de sus vacaciones; se iba a ir a París a pasar un par de días , y yo le envidiaba a más no poder.
Yo solamente iba a pasar un par de días en el pueblo de un amigo de mi padre, así que no había comparación.

Todos estábamos hablando pero a los diez minutos de subida ninguno podíamos hablar. Yo iba ya con la lengua fuera y David, que también iba cansado, se esforzaba por darme tema de conversación. A cualquier pregunta suya o cosa que me contara le respondía con un si, o un no, por que no podía perder más fuerzas por la boca. Lo bueno es que no solo yo iba callado y jadeando; todos mis amigos que tanto presumían de fuertes iban igual que yo.

Continuamos así otros diez minutos. Si con veinte minutos de marcha ya iba muerto que no podía con mi alma , no me apetecía imaginar como estará cuando estemos en la subida fuerte.
Iba mirando al suelo, intentando no tropezar porque si lo hacía me convertiría en el tema de conversación y eso era lo menos adecuado en este momento.
Ahora había un trecho de camino llano dónde podía respirar un poco más pausado y mirar el paisaje que hasta ahora estaba limitado por lo que veía debajo de mis pies.
Era muy bonito la verdad, en la web decían que lo verdaderamente bonito era lo que venía después de la subida. También me di cuenta de que el grupo se había disuelto un poco; Alex y Jorge iban delante pero también cansadisimos, detrás iban las chicas, menos Irene, que venía con nosotros, y luego los últimos iban Pablo y Rosa.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de dónde estaba Rosa y con quien estaba. Pablo era un chico rubio de ojos azules que iba de malo de película del Oeste y la verdad, no me caí mal hasta que le vi como tonteaba con Rosa.
No sé muy bien porqué el mero hecho de verles juntos me dio una fuerza increíble y me adelanté andando cada vez más rápido. David, me vio y también se puso a seguir mi ritmo , Irene no, Irene se quedó rezagada con las demás chicas.
Este acto de valentía y virilidad me duró muy poco ya que Alex , que iba de los primeros, se paró en seco, y nos miró a todos. Respiró profundamente y nos dijo:
-¿Qué os parece tomarnos un descanso? Así bebemos agua y nos preparamos para lo duro de verdad-

Todos asintieron aliviados de no tener que pedir el descanso ellos, y se sentaron dónde pudieron para tomar un poco de agua y relajarse. Yo no estaba de acuerdo , justo ahora que había cogido un ritmo admirable me hacen pararme y descansar. Pero bueno, no podía intentar convencer a los demás, incluso David me miró con cara de cansado y me dijo con la mirada que descansara.
Ahora que pensaba, si me venía bien un descanso pero más que nada para pensar: La marcha había comenzado hace ya media hora y no iba tan mal como pensaba, nadie se había quejado de mi y nadie me había llamado nada. Pero me faltaba una cosa. Entre tanto cansancio y nervios se me había olvidado saludar a Rosa, y ahora que estaba casi sola , era el momento perfecto.
Me acerqué a ella con mi cantimplora de la mano e intenté que me pidiera agua sin yo decirle nada. Como esperaba, fue inútil, pero había ensayado muchas noches en mi habitación cómo poder empezar a hablar con ella y tenía que utilizar un tono seguro y amable.
Por eso mismo esperé un minuto a que dejara de jadear y a pensar con detenimiento qué decirla exactamente. Pensé en lo típico de las películas de " ¿Hace calor aquí , o eres tú?", pronunciado en mi mente sonaba patético.
En ese momento Rosa, cómo si supiera que estaba pensado en ella , me miró y mis nervios me hicieron abrir la boca y hablar
- Menudo calor ¿eh?- dije , y me asusté de lo bien que había empezado, sin decirla ninguna estupidez.
- Ya ves, además no hay ni una brisa- me contestó
- Oye, ¿ te apetece un poco de agua?- le solté en seguida para seguir con mi estrategia mil veces estudiada
- Mmm no ahora no, pero gracias- y después se giró y volvió a hablar con sus amigas
No había ido del todo mal. Yo esperaba que si que aceptara mi humilde invitación y continuáramos hablando durante la marcha, pero con eso me bastaba.
- ¡Seguimos, ¿vale?!- gritó Alex que sostenía una gorra en la mano

Sin responderle verbalmente nos pusimos de pie y seguimos con la marcha. Los grupos seguían más o menos como antes, solo que hacía más calor y ahora venía lo más difícil del camino. De todos modos, David me iba contando historias de montañeros que había escuchado de su padre y yo agradecía enormemente que me amenizara el viaje. Poco después María se empezó a interesar por las historias, y David se dio cuenta. Me miró y me dijo con una mirada que solo el sabía poner que esta era su oportunidad, que le dejara en paz; y así lo hice. David era muy buen amigo mío y se merecía un rato para poder ligarse a María.
Yo seguí unos metros por delante, pero atento a la historia de David. Era muy interesante, hablaba de un montañero que hizo una nueva ruta para poder descender una montaña, y todo el mundo que pasaba por ahí tenía buena suerte el resto de su vida.
Presté atención a la historia hasta que David dejó de hablar para empezar a jadear de nuevo. Habíamos llegado ya al pie de una subida de un cuarto de hora que parecía interminable. Yo cogí aire y seguí paso por paso, subiendo el camino que estaba marcado.
Sin darme cuenta, me puse al lado de Raúl que iba bastante cansado. Me extrañaba ya que él era un buen jugador de fútbol y estaba acostumbrado al deporte. Nos pusimos a subir juntos ,sin hablarnos ni si quiera mirarnos pero juntos. Raúl era uno de los chicos más populares del instituto pero ahora, subiendo esta montaña, estaba al mismo nivel que nosotros.
Alex seguía delante y de vez en cuando nos decía que no quedaba nada, ó que ya estamos llegando. Eran comentarios de motivación porque llegar llegar no estabamos llegando y yo cada vez estaba mucho más cansado y me empezaban a doler las piernas.
El Google decían que después de esta subida había una fuente y pensé que podría comentarselo a Raúl, para ir charlando de algo
- Después de subir todo esto- me paré para coger aire- hay una fuente para beber y descansar- dije jadeando
- No importa, nadie te ha preguntado- me respondió arrogante, yo creí que el había pensado que con mi comentario estaba cuestionando su forma física así que me callé y fui más despacio hasta encontrarme con David de nuevo.










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