viernes, 6 de julio de 2012

ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA

( Capítulo III )

Mis piernas me dolían, mis ánimos estaban por los suelos, mi corazón latía rapidísimo y yo iba matado. La subida se me estaba haciendo eterna aunque fuera con David al lado y me consolara ver que él estaba en mi mismo estado. Me daba hasta miedo mirar a ver cuanto quedaba ,así que seguía con la cabeza mirando donde pisaba para no tropezarme. No hacía mucho calor, pero yo estaba sudando a litros.
No podía más, yo sabía que si pedía un descanso al grupo me iban a mirar como si fuera un débil niño flacucho. Hubo un momento en el que lo iba a pedir pero me callé, conservando la dignidad pero no las fuerzas.

- Ya - entre jadeos- estamos..- confirmó Alex, entusiasmado por llegar a la fuente

Yo miré hacia arriba y en efecto; estábamos a dos pasos de la susodicha fuente. No era más que un par de piedras formando una especie de banco y una tubería por la que salía agua pero yo encontraba ese lugar como el paraíso.
Me senté en un banco pero no inmediatamente, haciendo creer a los demás que descansar me daba igual. David se fue con Pablo y con Alex para rellenar las cantimploras y yo me quedé sentado mirando el paisaje.
Al ver todo lo que habíamos subido me sentí más que realizado y si por mi fuera nos quedaríamos ahí , pero lo demás del camino era bajada y no habría problema.
Cuando me relajé volví a pensar en la situación y me encontraba más que feliz, me encontraba en las nubes: había hecho la parte más dura del camino, nadie me podía replicar nada ya que había ido como ellos, y todavía me quedaba mucho día para poder hablar con Rosa.
Esto me llevó a pensar en el tiempo que nos quedaba , no eran más que dos horas de ida, un par de horas para comer y para relajarnos y luego tres horas de vuelta.

También pensé que luego estaría mucho más cansado y que el momento más adecuado para hablar con Rosa era ahora mismo. No quería que Rosa sospechara que me gustaba así que me acerqué a todas las chicas y les comenté:

-¿Habéis visto todo lo que hemos subido?, Parece mentira- dije modestamente
- La verdad es que si, menudas vistas- me contestó María
- Y ha sido bastante duro- dijo Irene
- ¿Ahora que nos queda?- por fin, dijo Rosa
-No nos queda nada, ahora es todo bajar contemplando las vistas así que es la mejor parte- contesté, y me quedó muy elegante y amable, si puedo añadir
Rosa me miró y asintió con la cabeza, como si me dijera que puede hacerlo y que va a ser pan comido. A mi no se me ocurrió otra cosa que guiñarla un ojo y según lo hice me arrepentí.

Rosa, una chica que no me había hablado en todos estos años de instituto , va a responder a un guiño de ojos, claro, y qué más. Pues no, me equivocaba; después me sonrió como sonrie a todo el mundo y siguió hablando con sus amigas.

En esto llegó David con nuestras cantimploras, y cuando fue a dármela, tropezó con una piedra y se abalanzó sobre mi. Yo me adelanté y le sujeté como pude , así que no se cayó. Luego bebimos agua y nos alejamos un poco para hablar de temas más íntimos.

- David, tio, creo que puedo tener algo con Rosa- le susurré
- Mola ,¿ no llevabas colado por ella mucho tiempo?- me comentó, más alto de lo normal y por eso le mandé bajar la voz
- Si, y hoy he empezado a hablar con ella, no sé, parece que no me odia al menos- le dije con tono humorístico
- Genial, ¿y has visto cómo se me acerca María? Ya verás, de aquí a nada nos lo montamos- me dijo muy orgulloso
-Anda anda ¡fantasma!, si quieres nos apostamos dinero pero que no sea mucho que te arruino - me reí , David también se rió y nos volvimos a incorporar al grupo

Alex nos contaba lo que yo ya sabía sobre la marcha, pero de su boca parecía todo más importante. De hecho me apetecía ser importante a mi también. Nunca lo había sido y creía que hoy era mi día. Cuando Alex terminó de hablar le dije algo que había leído en la web, pero que no tenía ni idea de que era.

- Creo que podríamos parar en la peña del rayo ( cosa que yo no sabía que era ) y desde allí ver las vistas- le comenté, y sonó muy convincente
- Por mi perfecto, pero yo no sé dónde está , así que cuando lleguemos tú nos dices ¿va?- y me miró con una mirada muy traviesa
-Si si...claro- le respondí asustado

¿Y ahora qué? ¿Cómo voy a saber lo que es una peña y además la del rayo? Al menos recordé que en la web decía que estaba a un rato de la primera fuente así que me daba tiempo para pensar , o a Alex para olvidarlo

- ¡Cuando lleguemos a la peña del rayo, que Cardo sabe dónde está, nos hacemos una foto! ¿vale?- gritó Alex entusiasmado y me dejó a mi patidifuso.

Este grito de desgracia para mi, nos sirvió para volver a incorporarnos en la marcha. Aún nos quedaban un par de minutos de subida pero no era nada comparado con lo que ya habíamos subido. Cuando ya llegamos arriba lo pude ver: vimos una imagen preciosa de todo el circo de Gredos, la laguna abajo y un par de riachuelos que salían de la laguna. David también miraba atónito y se nos llenó el cuerpo de ganas de seguir con la marcha. Se veía la laguna a la izquierda y un poco más arriba un refugio, luego estaban todos los picos famosos; el Almanzor, la Galana, etc...

Después de pararnos un minuto a mirar, continuamos andando por un camino de tierra, llano y fácil. Yo iba con mil ojos para ver algo parecido a una peña, que había deducido que era algo como un montón de peñascos apartados del camino. Me di cuenta de que avanzábamos bastante rápido y que ahora íbamos todos en pelotón. Fue en ese momento cuando me fijé que tenía a Rosa delante, y no se daba cuenta de que la estaba mirando encarecidamente. Iba muy guapa, además se le marcaban todas las curvas, cosa que tuve que comentar a David para que él también la mirara. El muy payaso de David, comentó en alto:
-¡Menudas vistas!-
Y rosa se giró por el jaleo que armaba. A mi me dio tiempo a mirar hacia la gran pared rocosa que teníamos al frente y disimular. Después le di un codazo en las costillas a David, aunque él soltó una carcajada.

Fue entonces, cuando vi una especie de formación rocosa a mi derecha. Además había un par de letreros y no cabía duda de que era la peña del rayo. Si no lo era, podía hacer que Alex se lo creyera y salvar el pellejo así que se lo dije y nos acercamos a ver. Efectivamente, lo era . Y las vistas eran tremendas. Te situabas a unos dos mil metros sobre el suelo y podías contemplar todo lo que mencionaban en la web. Alex nos dijo que nos juntáramos para hacernos una foto, y todos menos Jorge, que llevaba su pelo sudado, nos hicimos la foto.

Me alegraba que Jorge estuviera así de pasota porque él era el típico niño pijo que se llevaba a todas las chicas a dónde quisiera. Según terminamos de hacernos la foto, volvimos a andar otro poco. Bajar no era tan cansado, pero si difícil. Había que tener cuidado de pisar bien y no caerte, además el camino era todo de piedras y si perdías el equilibrio y caías te podías hacer bastante daño. Raúl iba saltando de piedra en piedra como un mono , en el fondo de mí, deseaba que se cayera.
Un poco más adelante , había otra fuente dónde descansaban una pareja con su perro. Miramos todos a Alex para ver si nos parábamos pero no dijo nada y entendimos que no había que parar.
Seguimos bajando durante mucho tiempo, despacio para no tropezarnos pero a buen ritmo. Yo iba hablando con David y con María que estaba a su lado sobre lo mal que nos caían algunos profesores. David de vez en cuando intentaba acercarse un poco más de lo debido a María pero ella le rechazaba y yo sonreía por lo bajo.

Después de bajar todo lo que teníamos que bajar, llegamos a estar sobre la altura de la laguna. Ya no la veíamos y la gran pared rocosa de la que hablé antes era muchísimo más grande desde aquí abajo. De vez en cuando, el borde derecho del camino era la orilla de la laguna y era divertido e interesante ver la inmensidad de esta.
A mi me daba un poco de miedo,no sé veía el fondo y había leído muchas historias de monstruos que emergían de los lagos o mares para comerse a los transeúntes despreocupados. La verdad, a mi no me importaba que un monstruo gigantesco como los de mis libros saliera y nos asustara a todos.  De hecho, haría este tramo de la marcha más interesante ya que no estaba pasando nada. Aunque íbamos en un grupo, David, María y yo íbamos de los últimos y escuchamos reírse a los demás.

- ¡Es tan grande como el mío!- se reía Jorge
- Que va, es más parecido al mío solo que más pequeño - contestaba Pablo

Luego cuando nos acercamos comprendimos sus risas; había en el camino unas piedras que parecían grandes y rocosos penes. Uno era muy grande y tenía varios tonos de gris y otro era más pequeño. Yo me quería reír pero Rosa estaba muy cerca y no sabía si hacerlo o si la iba a molestar. Cuando ella se rió, no hubo problema para hacerlo y me quedé muy satisfecho.

Inmediatamente después de los penes rocosos, se encontraba por fin el refugio que yo había asociado como meta. Subimos un puente de madera que conectaba los dos lados de un charco y llegamos al final de nuestra ruta. Había merecido la pena con creces. La laguna parecía brillar y todos la contemplábamos atónitos. Estábamos apoyados sobre el puente y descansábamos a la vez que mirabas el paisaje. Veíamos un valle a lo lejos y formaciones rocosas enormes en frente. Yo me sentía dentro de un gran hoyo de piedra lo cual era una sensación fantástica. La laguna daba una humedad muy agradable y la hierba que funcionaba como playa era muy apetecible.
Era el lugar perfecto para declararme a Rosa, pensaba pero sabía perfectamente que no tenía que hacerlo ahora. De momento me conformaba con ver las vistas. Pasados unos minutos me giré para ver lo que teníamos detrás.
Era un paisaje pétreo , lleno de picos con formas asombrosas y las grandes paredes ya mencionadas  te abrumen y te hacen sentirte cómo una hormiga. Más arriba había un par de charcos naturales pequeños, dónde se relajaban unas cuantas personas. Alex también se dio cuenta y anunció que sería allí dónde nos bañaríamos después de comer.











No hay comentarios:

Publicar un comentario