viernes, 6 de julio de 2012


ES FÁCIL MORIR EN LA MONTAÑA


(Capítulo I )
- ¿Y si me mareo? O peor mamá, ¿si me canso y todos se ríen de mi por no poder continuar?
- No digas tonterías. Sabes perfectamente que puedes hacerlo solo que...bueno, estás nervioso
- Claro que estoy nervioso, van a ir todos los chicos de mi instituto y si me mareo o algo tendré que cambiarme de instituto
-¡ Estás gilipollas ! - se escuchó a mi padre decir mientras leía el periódico- Lo que te pasa es que nunca has ido a la montaña y así estás, endeble y flacucho
Y tanto que estaba endeble y flacucho. Con 16 años y el único que no se divertiría en esta marcha, pero qué puedo decir; me da pánico lo que piensen de mi.
Mi nombre es Alonso, pero casi todo el mundo me llama Cardo, supongo que es por mi pelo. Tengo 16 años y no soy muy alto para mi edad pero tampoco muy bajo. Hace unos días acabó el instituto y todos estaban planeando hacer algo juntos en verano. Me sorprendí cuando los hipócritas y superficiales chicos de mi curso me invitaron ha hacer la caminata con ellos, y no pude evitar aceptar la invitación. 
¿Qué iba a hacer? Es la única oportunidad de poder "molar" entre ellos. Además, todas las chicas de mi clase iban a ir y entre ellas Rosa.
Rosa, es...bueno es mi novia solo que ella no lo sabe; tiene el pelo liso y moreno, ojos claros pero no son ni azules ni verdes y es tan popular que pasaría de un niñato "endeble y flacucho" como yo. Por eso me preocupa esta marcha ya que es mi oportunidad para salir del rincón dónde los prejuicios adolescentes me habían encerrado y quizá Rosa podría fijarse en mí.
- Mira Alonso, si no quieres no tienes porqué ir, a mi no me tienes que demostrar nada, cariño- me dijo mi madre tan cariñosa como siempre
A ella si que le puedo agradecer que no me haya desmoronado estos últimos años de curso. Dicen que me parezco a ella en los ojos grises y el pelo rizado. Pero también me parezco al fascista ese llamado "padre". No sé, simplemente le odio y cuando intento hablar con él ya me reprocha algo en cara : qué si él era el más popular del cole, qué a él no le quedaba ninguna, qué a mi edad ya había tenido novia... Si no fuera por su piel, su tono de voz y nuestro parecido a la hora de explicarnos diría que no es mi padre, tan solo un capullo que vive de nosotros.
En fin, tampoco me puedo quejar. No tengo tiempo ni siquiera para pensar en otra cosa que en esa marcha en la que tanto me juego. 
La conversación con mis padres parece haber terminado, me voy a ir un rato a mi habitación para pensar en todo esto yo solo , sin su ayuda ni sus consejos, solamente yo.

A la mañana siguiente me desperté tarde , más o menos a las doce. Es verano y no me tengo que preocupar de hacer deberes, tan solo leerme un poco historia para septiembre , así que voy a emplear mi tiempo en buscar esa marcha en Internet.
Sé que buscar información en Google no va a ser un gran milagro pero al menos así puedo ir viendo comentarios de la gente e intentar animarme un poco, si fuera posible.
"La senda de la laguna Grande" se llama: Es una marcha de tres horas de ida y tres horas de vuelta en la que, después de subir una hora , es todo bajada contemplando el paisaje maravilloso del circo de Gredos
Pues no suena tan mal, es más, es solo una hora de subida tampoco puede ser tan duro. Miré el calendario que tengo improvisado sobre una de las paredes de mi habitación; faltaban cinco días para la marcha.
Luego cogí un bolígrafo y anoté un par de cosillas que podía hacer para prepararme cómo irme a andar por las mañanas o hacer algún ejercicio relacionado con las piernas . Pero  ¿ y si me lesiono para entonces? Acto seguido anoté otra cosa; " El pesimismo no es bueno en estos casos"

Pasaron los días y por cada hora , mis nervios aumentaban más y más cosa que me provocaba pensar en mi baja forma física o en los posibles mareos, desmayos y demás problemas que me podían pasar en la marcha. No no no, "el pesimismo no es bueno en estos casos", y tan solo queda un día para ir a...no me jodas, no se me había ocurrido como llegar a donde empieza la marcha y tampoco tenía ni idea de dónde estaba. No dudé un segundo, sabía que me iba a caer la del siglo pero le pregunté a mi padre si me podía llevar.
- ¡¿Y me lo dices ahora?! En este mundo también vivimos los demás , ¡¿sabes?! ¿Qué coño te hace pensar que me apetece levantarme a las ocho de la mañana para llevarte a la plataforma de Gredos?
Al menos sabía dónde empezaba la marcha - Venga papá, te prometo que si me llevas no te pediré nada más en todo el verano, por favor- mi padre se calló un rato e hizo ademán de hablar un par de veces pero no me dijo nada.
- Mira, está bien. Te llevaré a la marcha con la condición de que cuando vuelvas te portes como un buen hijo y hagas lo que yo te diga, ¿está claro?
- Si , ¡gracias papá!
Gracias y una polla. Los padres de todos mis amigos estaban dispuestos a llevarles a la marcha y luego a recogerles, yo tendré que apañarmelas para volver ya que no creo que le pueda pedir algo más.

Esa noche me fui a la cama a las diez y me intenté dormir lo antes que pude. No había hecho ejercicio alguno, pero de los nervios y de repensar todo acerca de la marcha me quedé dormido en un santiamén.

Suena el despertador. Las seis de la mañana , dos horas antes de que me lleve mi padre a la plataforma. Cogí una mochila que me regalaron por navidades y metí un bocadillo que ya me había hecho, crema solar, un bañador, una toalla , una cantimplora y unas chucherías que me había comprado mi madre. Me puse unos calcetines gordos, los pantalones, la camiseta y las botas. Luego me las quité , recordando un comentario de la página de Google que leí, en el que decía que es mejor ponerselas antes de empezar. Me di la crema solar, desayuné bien y fui a ver si mi padre estaba ya despierto.
Lo estaba, que bien, de momento ningún percance, quizás salga todo bien y Rosa...bueno quizás salga todo bien. Más tarde nos fuimos al garaje y nos montamos en el coche para irnos ya. Yo , extrañamente no estaba nervioso pero mi padre creía que si y puso música en el reproductor. Era un grupo que el escuchaba, Loquillo, creo y a mi me gustaba.
Ya salíamos de Ávila con el sol tan bajo que parecía que podíamos tocarlo. No hacía mucho calor, se estaba bien y soplaba un vientecito muy agradable por la ventana. Así da gusto empezar un día tan determinante como este.









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